Tus Flores Doradas [UrssXThird Reich]

Capitulo 3:

Reich observaba por la ventana, sentado cerca de está, miraba el paisaje, asombrado y a su vez inspirado, quería pintarlo en un lienzo, sin embargo, no había nada con lo que pudiese hacerlo. Tocó una de las flores de tu cabeza, soltando un quejido, este se miró su mano confundido y seguido de eso, se levantó.

Comenzó a revisar toda la casa, era un poco grande, le enorgullecía saber que todo eso era de su hijo, siguió caminando durante un buen rato, hasta que alguien tocó la puerta, este fue a abrir, sin contar con lo que encontraría.

Al abrir la puerta un pastor de raza alemán se le abalanzó encima, tirándolo.

-U-Ugh, !B-Blondi¡ -Gritó al perro con una sonrisa.

El perro dió un pequeño ladrido y le siguió dando besos.

-Si que te extrañó -Rió Nipón- Que adorable.

El alemán se reincorporo y se sentó, el italiano lo ayudó a levantarse.

-¿Y qué tal te ha ido? -Preguntó el fascista.

-Pues me ha ido bien, estaba un poco aburrido.

-Pues... Adivina qué te trajimos además de a tu fiel amigo.

-¿Mmh? -Dijo extrañado.

El nipones sacó de su bolso una pequeña libreta de dibujo y unos lápices. El alemán sonrió con notable emoción.

-¿¡Trajeron esto para mí?!

-Claro que sí -Sonrió.

-Wow... -La tomó y la miró- !Es genial, gracias¡ -Abrazó a ambos.

-No hay de que -Dijo el italiano.

El alemán no tardó en separarse y camino hacia adentro, dándoles una ceña para que ellos hicieran lo mismo. El perro le siguió feliz.

Al llegar a la cocina se detuvo y los miró, acariciando al perro.

-Ya que estamos los tres nuevamente y no podemos robar tierras, ¿Qué opinan si cocinamos un poco? -Rió levemente.

-Bueno, no veo porque no -Dijo el italiano.

Comenzaron a cocinar, al parecer era comida japonesa, tuvieron que turnarse muchas veces para salir a comprar ya que faltaron alimentos. En un momento dado, el alemán se puso un poco mal, tosió un poco y se debilitó, intentaron que tomara un descanso pero este se negó y siguió cocinando, sin embargo, comenzaron a ayudarle un poco más.

Cuando terminaron, se dispusieron a comer un poco, pero, alguien llamó a la puerta, todos se miraron entre si, buscando si alguien había invitado a alguien más, pero parecía que era una visita inesperada, el alemán se adelantó a la puerta y abrió. Se quedó quieto, era Urss, fue un momento incómodo para ambos, y aunque fue solo unos segundo, para ambos habían pasado 300 años.

-Hola Reich... -Dijo mientras desviaba la mirada.

-H-Hola Urss... -Frunció levemente el ceño.

Los demás se quedaron callados, era un momento realmente incómodo, pero por suerte para todos ahí, el cachorro se levantó y corrió hasta el soviético.

-Hola pequeño -Este se agachó y le acarició, a lo que este solo jadeaba de alegría.

El alemán se quedó callado, estaba algo confundido.

-¿Cómo lo conoces?

-Yo fuí quién lo cuidó -Dijo sin despegarle la vista al cachorro.

-Ya veo... -Este miró a los otros de forma amenazante, a lo que estos sonrieron nerviosos- Y... ¿A qué viniste?

-Bueno... -Se levantó- Lo estuve pensando y... Quizás seguir con está rivalidad no sea lo mejor.

-¿Mmh? -Alzó una ceja.

-Ya sabes -Se rascó la nuca nervioso- Hacer las paces desde ahora...

-Lo pensó un poco- Bien... Solo porque tengo un hijo al cual cuidar.

-Por eso mismo lo decía, yo también tengo hijos y no quiero que salgan lastimados...

-Entiendo tu preocupación... Así que acepto, sin embargo, la cercanía tampoco es algo que nos beneficie a ambos.

-Lo sé, por eso solo quería decírtelo.

-Bien... ¿Quieres entrar a comer o algo? -Apretó un como la mano.

-No, tengo cosas que hacer, será en otra ocasión -Dijo neutral y comenzó a caminar lejos.

El alemán solo se quedó mirándole un rato, cerró la puerta y soltó una risita acompañada de un pequeño rubor en sus mejillas. Prontamente se reincorporó y aparentó que nada pasó, sin embargo, los dos lo sabían y ya no había forma en que lo negará.

"Estaba enamorado"