Manantial.

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Cara se encontraba andando por el bosque, la nueva nave que había adquirido el Mandaloriano hace unos meses aterrizó cerca de la zona unos días atrás y pensó que sería bueno pasarse a saludar y traer algunas provisiones.

No pasó mucho tiempo andando cuando comenzó a vislumbrar la parte delantera de la máquina, así que se acercó y entró a la cabina, pero no había ni rastro de su ocupante habitual. Decidió apearse de la misma y continuar su paseo, ya que su amigo mantenía todas sus pertenencias allí, era improbable que hubiera llegado muy lejos.

Llegó a un pequeño claro en el que se oía el murmullo de una cascada, probablemente procedente de un manantial cercano, se acercó hasta que pudo vislumbrar el agua desde detrás de los árboles y un conjunto de piezas de metal muy característico se esparcía por el suelo de forma desordenada. Cara entró en pánico hasta que la figura del hombre apareció en su campo visual, Din se había quitado la armadura y ahora se encontraba de espaldas, completamente desnudo frente a ella. El rubor comenzó a subir por sus mejillas cuando el mandaloriano se dio la vuelta, quedando de frente, ella por instinto se ocultó aún más en la profundidad del bosque para evitar ser vista.

Sabía que estaba mal, espiar a un amigo en un momento claramente tan íntimo, pero sus pies estaban anclados al suelo y sentía como si no pudiera moverse. La verdad es que solo lo había visto sin su casco una vez (en una ocasión bastante turbulenta) y nunca sin la protección de una armadura, así que no se había parado a observarlo con detenimiento. La piel mostraba un saludable tono dorado a pesar de pasar la mayor parte del tiempo cubierta, contaba con algunas cicatrices en aquellos lugares en los que el Beskar no protegía su cuerpo y su pelo, ahora algo más largo que la última vez que lo vio, había sido peinado hacia atrás, rizándose suavemente en la nuca.

Mientras ella observaba Mando se dirigió hacia el agua y se sumergió entero, saliendo a respirar poco después, estaba tan ensimismada que no se percató que el niño corría en la orilla persiguiendo una pequeña rana, de un momento a otro Din se apoyó en el borde del estanque y lo llamó, Grogu acudió gustoso y comenzó a chapotear alegre bajo la mirada atenta del hombre, no transcurrió mucho tiempo hasta que se acurrucó en su pecho, lo cual generó una risa por parte del mandaloriano.

Cara recordó los meses posteriores a que el niño se marchara con el Jedi, Din se mostró apático y deprimido hasta que le comunicaron donde se encontraba el pequeño y, para alegría de todos, les permitieron pasar un rato juntos cada pocas semanas, por lo que la imagen que ella tenía delante no pudo sino hacerle sonreír.

Dune ya era consciente de la atracción que siempre le había generado el cazarrecompensas, pero lo ocurrido ese día no había hecho sino profundizar sus sentimientos, se reprendió a sí misma por comportarse como una adolescente, tendría que hablar con él sobre el tema pero no en este momento, se limitó a marcharse en silencio, dejando las provisiones en la nave y guardó mentalmente la encantadora escena para ella misma. 

 

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El manantial.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora