Para cuando llegamos al hospital Jeff se veía mejor.
Parecía más tranquilo.
Pero aun estaba dormido.
Yo seguía asustada.
Muy preocupada.
No me dejaron entrar a la habitación en la que él estaba.
No pude acompañarlo cuando más lo necesitaba.
No sabía si estaba bien.
Tenían que hacerle un lavado estomacal.
Si es que se podía aun.
Si ya había pasado mucho tiempo desde que tomó aquellas pastillas él ya no regresaría.