Perenne; Relatos

Serendepia

Serendipia: hallazgo valioso que se produce de manera accidental o casual.

Le gustaba el rock, rodaba por las calles con su vieja patineta. Nunca dejaba su morral en casa, estaba siempre lleno de chucherías. Miraba siempre el cielo con profunda admiración, sonriente con su resplandor, tanto así que sus ojos parecían tener brillo propio. Era loco a su manera, pero no dejaba de ser tierno, aunque algo descarado.

Tenía muchos monstruos, unos realmente bellos; también muchas ilusiones, siempre divinas. Las fantasías flotaban por el aire a su alrededor, asimismo las ideas.

Y sí, así tal y como hizo su descripción, de la misma forma le retrató. No conocía ni su nombre, pero eso no hacía falta para ver más allá de esas grises y holgadas vestiduras. Por más imposible que parezca, podía ver todas esas cosas que no demostraba: esa desilusión, que se mezclaba con una lábil euforia. Se veían los irrelevantes «problemas», y el delinteres en las cosas comunes. Podía notar fácilmente que era un chico peculiarmente diferente.

Pasó toda la semana mirando el retrato que había hecho ¿Dónde podría encontrar a ese chico? Empezaba por rendirse en su búsqueda. La ciudad no era muy grande, pero si lo suficiente como para no toparte con todos su habitantes, o quizás aquel chico era solo un turista, o probablemente una ilusión.

Hasta que chocó con alguien. Perdió toda la estabilidad y el equilibrio, pero nunca llegó al suelo. una vez la mano que impedía que cayese le soltó, subió la mirada. Y allí fue cuando vio esos negruzcos y silentes ojos. El mundo se detuvo en ese momento, mientras exploraba ese mundo; esa galaxia lejana y vacía. Podría jurarlo, el mundo quedó en pausa en ese momento: solo eran ellos dos haciendo contacto visual, dos jóvenes universitarios en busca de oportunidades. Estudiantes de facultades distintas, que simplemente chocaron entre la multitud sin saber que esa simple coincidencia les mostraría algo tan nuevo, tan interesante y embriagante. Algo tan común como chocar con alguien traería tantas aventuras con sigo. Increíble, ¿verdad?