Hoseok, el nervioso repartidor

850 122 54
                                    

Era su primer día de trabajo, y a pesar de que su rostro alegre reflejaba una sonrisa amable y resplandeciente, por dentro sentía como poco a poco sus nervios consumían cada uno de sus sentidos, y no era por la dificultad de algún pedido, de hecho, solo debía conducir hasta esa reconocible dirección, entregar las dos cajas de comida rápida junto a la nota que su clienta le pidió, y despedirse de quien lo recibiría, nada más; pero, además de lo aterrado que se encontraba por su primer trabajo, no esperaba ser el encargado de esa nota con un penoso "Te amo, hijo", junto a una firma clara que decía "Mamá", por lo que, aunque quería anotar esas palabras, no tenía lugar alguno dónde hacerlo, hasta el restaurante de donde retiró la comida no contaba con un simple papel y lápiz para hacerlo. Cansado de pensarlo, se resignó y decidió solo decirselo directamente a quién lo recibiera.

Sus nervios crecían a cada metro que recorría, casi llegó a cruzar semáforos en rojo por el atormentate sentimiento, y cuando a los pocos minutos llegó a esa dirección y se acercó a la puerta, fue imposible no temblar por completo con su mano tiesa en el timbre. Se sentía como un idiota, no podía afrontar algo tan facil porque miles de ideas atormentaban su cabeza, ¿y si esa no era la dirección? ¿o si recibía una queja? ¿y si la orden llegaba en mal estado? ¿o recibía un reclamo por no dar bien la nota?

Toda idea se desvaneció cuando la puerta se abrió sin siquiera haberla tocado, mostrando a un alto y atractivo chico algo desarreglado y sorprendido, escena que aumento de forma imposible ese nerviosismo vergonzoso que lo venía consumiendo desde que salió de su propio hogar.

—Oh, justo a tiempo, que eficiente— Su voz era suave y Hoseok solo sintio sus nervios volverse un sonrojo que era cubierto con su aún temerosa pero brillante sonrisa.

A pesar de su temblar incesante, fue rápido en darle la comida al chico, quien la recibió sin problema alguno, aún extrañando por su rara actitud. Intentó calmarse para despedirse e irse, pero a su mente llegó esa nota que nunca pudo escribir, el cariño de una madre que envió la cena para su querido y sexy hijo, por ello, sus manos inquietas sostuvieron su pasmado y lindo rostro por las mejillas, acercándolo hasta su propio rostro y juntando sus labios como si fuera todo lo que debía hacer, arrebatándole el aire a ese desconocido por poco segundos en un inesperado beso que no le permitió reaccionar.

—Te amo— su voz salió como sin nada, pero fue rápidamente conciente de lo que dijo, por lo que solo volteó, como si sus piernas no dieran para más, como si ya hubiera terminado con una exisitosa entrega y hecho un increíble trabajo.

Se subió a su motocicleta, colocó su casco y sin voltear a ver en ningún momento a su cliente, aceleró, sólo deteniéndose algunas calles más adelante, donde dejo caer su rostro sobre sus manos totalmente frustrado y humillado por lo que ocurrió esa noche.
Su primer día y había besado a su cliente, y no solo eso, hasta le habia dicho que lo amaba. No fue una simple entrega, prácticamente lo hizo parecer una extraña confesión que tal vez en otra situación hubiera hecho por la atracción innegable que sintió con solo ver a ese joven, pero en ese caso, fue una reacción horrible que no razonó ni un segundo.

Decidió que era mucho para él por un día, se limitó a marcar que la entrega ya estaba hecha y que no continuaría con su trabajo esa noche. Condujo nuevamente hasta su hogar y luego de un largo baño entre lamentos e insultos hacía si mismo por lo idiota que era, se cambió de ropa y se recostó en su cama, queriendo terminar como nunca con esa noche y solo siendo interrumpido por una repentina notificación, que iluminó su celular y toda su habitación.

Una calificación, la primera de toda su vida como repartidor, y no era una mala, fueron cinco estrellas grandes y relucientes, la calificación de la única entrega que había hecho esa noche. A su rostro subió un calor intenso por recordar lo que había hecho, y a penas logró conciliar el sueño luego de aquello.

Tal vez si en ese entonces le hubieran dicho que se convertiría en novio del hermoso chico al que besó en ese ridículo primer encuentro, no lo hubiera creído y hasta se hubiera reído lleno de pena por la idea, pero fue imposible que no ocurriera cuando la mayoría de sus entregas solo fueron a esa dirección, con pedidos tan ridículos que apenas lo creía posible y que sin embargo, no cuestionaba porque el también deseaba encontrarse nuevamente con el bonito y sexy Jeon Jungkook, ese chico que al igual que el, se enamoró gracias ese ridículo delivery.


💐


Un fic cortito y hermoso de mis segundos padres que es especial por ser mi treintava historia, y porque está inspirada en este meme:

También tiene segunda parte que es el punto de vista de Jungkook, así que esperen por ella por favor, sera poco tiempo, lo prometo, eso es todo, y gracias por leer

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

También tiene segunda parte que es el punto de vista de Jungkook, así que esperen por ella por favor, sera poco tiempo, lo prometo, eso es todo, y gracias por leer. ❤

Delivery - HopeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora