El Club de los Corazones Rotos || CSB&CYJ Two Shot

Segunda Parte

Tercer día - 8:03 A. M.

—Rosé me contó que te está yendo un poco mal —mencionó Kai mientras removia el azúcar en su café.

Habíamos quedado en reunirnos antes del trabajo para desayunar juntos, ya que yo en serio necesitaba hablar con alguien y él era la persona más indicada para eso, aún así, saber que Rosé haya ido de chismosa a contarle mis penurias a los demás, no me agradaba del todo y me vi en la obligación de hacer una mueca de disgusto que cambió de manera automática al darme cuenta de que sí era cierto.

Me estaba yendo de la mierda con Choi Soobin, y no porque él fuera un paciente difícil, de hecho, ayer estuvimos todo el día juntos y hasta lo acompañé a la estación de autobuses ya pasada las siete de la noche.

Y ahí estaba el problema, me estaba yendo mal porque Soobin me afectaba tremendamente.

Si no controlaba mis jodido sentimientos para ese mismo día, iba a acabar en un manicomio, pero no lo había logrado en seis años menos en la hora que me faltaba para volver a enfrentarlo.

—¿Qué se supone que deba hacer? —le pregunté con la esperanza de hallar alguna solución.

Kai alzó un poco su rostro y me miró a través de sus rubios cabellos que caían de manera desordenada sobre su frente, quizá trataba de descifrar lo que yo estaba reflejando en ese instante, pero la verdad es que no era tan complicado adivinarlo.

Seguía pareciendo un zombie.

—Déjamelo a mí —pidió, yo negué con la cabeza pero él siguió hablando, su voz siempre era suave y tranquila, ya entendía porque le iba tan bien en su trabajo—. Ey, yo puedo con eso, no conozco al chico, no me ha hecho daño así que podré ayudarlo, quedan solamente tres sesiones y la idea es que no te hundas con él.

—No puedo hacer eso. Él me pidió que no lo viera como un paciente, confía en mí, no puedo fallarle.

—Sabes que eso está en contra de las reglas.

—Claro que lo sé, pero es la oportunidad de remediar mis errores.

—¿Dañándote a ti mismo estás resolviendo algo?

Y no pude responder. Me había quedado sin un argumento lógico que dar.

Se cayó mi telón, damas y caballeros, prepárense para el gran final.

Sabía que él tenía razón y por unos instantes lo odié porque así fuera, pero, ¿qué más me quedaba? Yo no había tenido seis intentos de suicidio, de hecho, en ningún momento de mi vida había pasando en acabarla así como lo hacía Soobin, no por ayudarlo yo también iba a acabar en ese sitio, quizá si terminara más herido que antes pero eso era solo gajes del oficio, o de ese modo quería tomarlo.

Kai al notar mi incomodidad, extendió su mano y tomó la mía dándole un suave apretón el cual le agradecí con una débil sonrisa. Era tan cálida su compañía que era imposible consumirse por completo en los tormentos que habitaban en mi cabeza.

Lo envidiaba un poco, yo no transmitía esa vibra, era más bien, una persona divertida que siempre hacía comentarios graciosos u ocurrentes que lograban sacarle una sonrisa a los más deprimidos, hasta me había funcionado un poco con Soobin, solo que conmigo no parecía tener efecto.

Era complicado.

—Hazlo hasta hoy —me sugirió, yo estuve a punto de negar una vez más pero él siguió hablando sin darme la oportunidad a mí de seguir cometiendo errores—. Si te sientes inseguro, yo me encargo mañana y le invento cualquier cosa, que tuviste clases a último momento, que tuviste que viajar fuera de la ciudad, que tu perro se enfermó y estás cuidando de él o lo que sea, te apuesto a que Choi Soobin va a entenderlo.