El club de los 33 mil pies

1. ¡Al infinito y más allá!

Lena apretó los dientes con frustración mientras tomaba asiento junto a la ventana. No había volado comercialmente en años, y eso, además de las circunstancias de su viaje de emergencia, la tenía nerviosa. Mientras ella estaba en Alemania cerrando un importante negocio para su empresa familiar, su hermano aparentemente había tenido un colapso total. Tenía que regresar a la sede lo más pronto posible y no había tiempo para esperar por el avión de la compañía, que ahora estaba transportando a miembros de la junta de todo el país a la ciudad para una reunión de emergencia.

Para empeorar las cosas, no había asiento privado de primera clase disponible. En cambio, se encontró en clase ejecutiva, lo que significaba que, a pesar de tener más espacio y lujo que la clase económica, estaría sentada al lado de otro pasajero en lugar de una agradable cabina privada.

Tal vez tenga suerte y no se asigne a nadie a ese asiento, pensó. Sus esperanzas se vieron rápidamente frustradas con la llegada de una joven rubia junto a su fila, levantando su equipaje de mano en el compartimento superior.

Lena miró por el rabillo del ojo y no pudo evitar admirar la forma de la mujer. Vio cómo los pantalones bien ajustados se moldeaban sobre su trasero mientras levantaba la mano para asegurar su bolso, y cómo la tela de su camisa abotonada se tensaba contra sus pechos.La mujer finalmente se sentó y Lena inmediatamente notó que olía increíble.

Gracias a Dios estoy a semanas de mi rutina, o esto podría ser un problema, pensó para sí misma mientras seguía asimilando sutilmente la forma de la mujer. Lo último que necesitaba eran 10 horas atrapada en un avión junto a una hermosa mujer si estaba cerca de su ciclo. Si hubiera estado cerca de su ciclo, nunca habría subido a un vuelo comercial, hubiese reunión de emergencia o no. Había aprendido desde el principio que era una alfa especialmente viril, y cuando estaba cerca de su rutina, desprendía un olor poderoso que atraía a los omegas hacia ella, y los más débiles a veces perdían el control y hacían algo extremo para llamar su atención. Lena estaba orgullosa del control que había condicionado sobre su cuerpo, pero a veces podía sentir a la bestia bajo su piel, gruñendo por el control de sus pensamientos y acciones.

Afortunadamente, nunca tuvo problemas para encontrar una pareja entusiasta, que apreciara a esa bestia, para compartir su rutina. Ser una CEO exitosa y poderosa tenía sus privilegios.

Cuando la mujer cerró la compuerta de las maletas, miró a Lena con una amplia sonrisa. Lena sintió que se quedaba sin aliento ante el brillo de su sonrisa y el deslumbrante azul de sus ojos.

"¡Hola! Parece que somos vecinas" saludó la mujer.

Lena asintió en reconocimiento, pero se quedó callada. En circunstancias normales, probablemente se habría comprometido a coquetear con una mujer tan hermosa. Pero al estar atrapada en un vuelo comercial durante 10 horas, no quería arriesgarse a que aquella desconocida pudiera entrometerse en su vida en busca de chismes. Ser la mujer más joven del mundo en la lista de Fortune 500, sin mencionar las travesuras románticas de ella y de su hermano, la  había llevado a ser algo famosa. O algunos podrían decir infame, pensó para sí misma.

Un asistente de vuelo apareció casi de inmediato con copas de champán y jugo de naranja en su bandeja.

"¿Quieres una bebida antes de despegar?" preguntó servicialmente.

Lena asintió y tomó una copa de champán para relajarse. Se dio cuenta de que la mujer eligió el jugo de naranja, que estaba en línea con la imagen saludable que estaba proyectando.

"¡Vaya, nunca antes había volado en clase ejecutiva!" dijo ella emocionada "¡Bebidas gratis!"

Lena tarareo en reconocimiento, pero siguió callada. Estaba esperando a que su compañera de asiento la reconociese, pero no veía señales de ello en ningún momento. Levantó la persiana de la ventana para mirar hacia afuera, esperando a que la mujer entendiera la indirecta y la dejara en paz.