Hai Gao

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—¡Ya casi llegamos a la tribu del norte, resiste Hai! —Exclamó Ling. Intentaron una retirada pero terminaron rodeadas de las bestias Delaney.

¿Cuántas veces había estudiado a aquellas criaturas? Había tomado incontables clases en Xo Li; entrenado desde que tenía diecinueve años, graduándose con honores cinco años después y había sobrevivido un año completo a la intemperie del bosque del verano eterno. Sin embargo, la sangre de Hai —su sangre— pintaba las garras de esa bestia y a pesar de rezarle al gran antiguo, sabía que ese podría ser su último día.

«Resiste, Hai» Se repetía una y otra vez a sí misma. Su visión se volvía borrosa. Eran ¿diez?, tal vez doce de aquellas criaturas; torsos largos revelaban huesos blancos en su interior por medio de su carne translúcida, huesos que se acercaban lentamente mientras las bestias las perseguían. Sus brazos terminaban en garras más afiladas que cualquier espada, ahora de rojo carmesí, seguirán el rastro de su sangre hasta el final.

«Resiste, Hai» Repetía mientras corría apoyada por su compañera, la brújula en sus manos marcaba el camino por ellas. Su sangre se mezclaba con la ropa de Ling. ¿Cuántas heridas tenía ya? No sentía las piernas. Las bestias nunca se cansan si tienen mana del cual alimentarse, les dijeron en una clase y ella se arrepentía de no tomarlo en serio.

«Resiste, Hai» Se había inscrito como cazadora para que su hermano mayor pudiera vivir tranquilo en el campo de Celeara. Así, ella ganaba un propósito; y él, paz. Lo visitaría una vez terminara aquella pelea, descansaría junto a su familia. Se merecían un descanso después de un año de peleas continuas. Invitaría unas copas para sus compañeras, esto se volvería una anécdota...

«Resiste» La lanza de Darshana se había roto y Ya qín se había quedado sin flechas. "Déjenme y corran, soy peso muerto ya". Prefería tener una muerte limpia sola que la posibilidad de las cuatro volviéndose comida. Tomó su daga de su cinturón y les hizo una seña para que la dejaran.

—No, tendrás un curandero en cuanto lleguemos —Ling no pudo terminar, la garra de un Delaney la decapitó; una muerte limpia ¿A qué más podía aspirar una cazadora? Pero seguía en movimiento; ¿seguía siendo cargada por Ling o sería por su hermana gemela Xiang?

—Corran —Dijo Darshana mientras jalaba a Ya qín del brazo para que continuaran sin mirar atrás. Las garras arrastraban un cuerpo por el suelo. La piel de Hai estaba fría y húmeda; sólo se escuchaba su propio pulso acelerado y el llanto ahogado de Xiang.

«Cumpliremos la cuota para regresar en un parpadeo, ya verán» Era una promesa vacía; todas lo sabían, pero ninguna lo mencionó. Ninguna contaba con que los números se reiniciaran cada dos semanas; ni que lo aumentarían repentinamente. Con cada paso, se volvía más difícil para Hai respirar.

«¿Segura que no te arrepentirás?» Su hermano no pareció convencido cuando Hai subió al transporte rumbo Xo Li; la duda sólo traía muerte en el exterior de los escudos mágicos de Marmoris. La ley era estricta: un aprendiz para cazador por familia, las únicas excepciones eran aquellos que poseían magia, ella no era una excepción.

«Hai, ¡Hai! Tienes que seguir despierta» La voz era conocida, femenina ¿Era Xiang o Darshana? Sus párpados pesaban cada vez más, "Sólo una pequeña siesta" respondió en un susurro.

Cerraría los ojos por sólo unos momentos, y esperaba no despertar en el otro lado.

Hijas del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora