Tribu del Norte, Dōeo Raimue.
Xiang se había ido corriendo sin disculparse y Ya qín la había seguido sin dudar. Darshana decidió quedarse con Hai y ayudarla en lo que regresaba el curandero y checaba su cuello.
Hai tenía la piel muy pálida y eso resaltaba los moretones alrededor de su cuello. Darshana tragó saliva al notar la fuerza que había utilizado Xiang ¿Sería ella capaz de hacer algo parecido si su hermanita Vanisha estuviera muerta, si pereciera frente sus ojos? El pensamiento la atormentaba.
—Está bien, no te preocupes —susurró Hai, la voz le fallaba. Se intentó levantar de la cama, pero Darshana no lo permitió.
—No estás bien. Debes quedarte recostada. Ya estás débil por el desangrado, no puedes darte el lujo de moverte bruscamente —Darshana acomodo las almohadas de su cama y agregó las que le habían dado a ella para la comodidad de Hai.
Xiang entró corriendo a la habitación y cerró de golpe la puerta. Darshana se volteó en un parpadeo. Aún recargada en la puerta Xiang se acomodó su flequillo pelirrojo y se puso firme con una expresión nerviosa. Para ser quien había escapado de la habitación después de un intento de asesinato, había regresado más rápido de lo que Darshana esperaba.
—Ya qín es una asesina.
La voz de Xiang era seria, su tono de voz de por sí ya era severo y grave. Estaba pegada a la puerta y su mirada marrón estaba completamente confusa. Parecía que ni ella había procesado lo que dijo, ni el significado que ello llevaba.
Hai se incorporó de golpe y Darshana estaba demasiado perpleja para reaccionar.
Escucharon unos pasos y alguien tocó la puerta frenéticamente. Reconoció la voz temblorosa de Ya qín proviniendo del otro lado, pero estaba demasiado atónita para traducir sus desesperadas exclamaciones.
—¡Deja de decir excusas! No sé cómo escapaste a la ley, pero no te quiero cerca nuestro. —Exclamó Xiang mientras atoraba una silla a la puerta. Ya qín no parecía intentar abrir, pero Xiang la mantenía bloqueada por si acaso.
—¿Por qué dices eso? ¿Salieron y Ya qín mató a alguien enfrente tuyo? —Darshana consiguió recuperar su postura finalmente.
—Estábamos afuera y me dijo que sabía cómo era quitarle la vida a alguien, que la culpa nunca se iba del todo... ¡Cómo pudo pensar que eso me calmaría! —Xiang subía su voz hasta que se convirtió en un grito.
—Quiero escucharlo de ella. Saber su versión. Es una orden. —dijo Hai con expresión serena.
Darshana había olvidado que Hai era la líder asignada del equipo. Casi nunca daba órdenes directas y fue la primera vez que la vio tan fría. A regañadientes Xiang quitó la silla de la puerta.
No le abrieron a Ya qín. Darshana se preguntó si debería levantarse y hacerlo ella.
Ya qín abrió la puerta lentamente, nerviosa. Darshana podía verla a la perfección desde su lugar junto a la cama de Hai. Ya qín tenía un vendaje en la muñeca derecha. Su cabello castaño y lacio seguía en una media cola, apartándolo de su rostro moreno lleno de cicatrices. Su mirada lila –que probaba su status de Caz 'vlanc– inspeccionó la habitación hasta llegar a los ojos verdes de Darshana.
–Puedes entrar, ¿lo sabes, no? –la voz de Darshana salió por cuenta propia. Darshana era consciente del temblor en sus pies y la forma que su respiración se entrecortaba, incapaz de comprender como la compañera que la había respaldado los últimos cinco años podría ser una asesina.
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Hijas del Destino
FantasíaLa leyenda cuenta que una chica de ojos cambiantes nacerá y cambiara el destino de todos. ¿Destuira a todos o los protegera? ¿Qué pasaría si hubiera más de una? TW: sangre y violencia explicita.