𝐌𝐢 ú𝐧𝐢𝐜𝐚 𝐜𝐨𝐧𝐝𝐢𝐜𝐢ó𝐧

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Hoy tuvo que ir al hospital, no por ella, por su pareja. No le gustaban, diría que a nadie le gustaban a excepción de los que estudiaban porque querían trabajar entre personas enfermas, precisamente para aliviarlos. Para ella la muerte acechaba en cualquier esquina de aquellos largos pasillos con paredes pintadas de blanco, buscando con su atenta mirada a su nueva víctima. Le parecían tan asépticos esos lugares, se sentía como si estuviera en una cárcel con la diferencia que en vez de ver monos naranjas de presos se veían batas blancas de médicos.

Cada vez que pasaba más minutos sentada en esa incómoda butaca, más quería salir corriendo de la pequeña y claustrofóbica habitación en la que se encontraban. Era devastador recordar que un mes atrás se encontraba en la misma situación, sentada observando a su mellizo que se encontraba erguido en la cama comiendo de la bandeja de comida. Y aunque con todas sus fuerzas ansiaba marcharse, en verdad no lo pensaba ni quería, no dejaría a su novia ahí sola por mucho dolor que le produjera estar de vuelta en un cuarto como ese.

"¿Sigues enfadada por qué no te lo contará? Pensé que era lo mejor, suponía que desde lo de Dexter no querrías saber nada más de hospitales, diagnósticos y demás cosas... tú misma lo dijiste aquella vez" Quiso mirar hacia otro lado, sí, recordaba haberlo dicho en algún momento después de que finalizara el funeral.

Habían obviado hablar del tema, en principio porque cuando llegó a su habitación se la encontró aún dormida por la anestesia y luego porque diría que no estaba enfadada en verdad o bueno tal vez solo al inicio de conocerlo, aunque si no se hubiera enterado habría sido mejor obviamente. No se encontraría aquí ni casi le hubiera dado un ataque de nervios cuando lo descubrió sin querer por parte de su cuñada. Ya no sabía decir si era bueno o malo para ella que le quisiera ocultar el hecho de que se quedaba unos días en el hospital.

"No tienes por qué comértelo todo, sé que está asquerosa. Sigo sin comprender por qué cocinan tan mal para los pobres pacientes" Los últimos días fueron los que menos llegó a protestar su mellizo por la bandeja de comida que le traían, aunque también era verdad que ni la podía catar ya.

"No está tan mala" Sonrió la rubia antes de volver a coger algo del caldo de verduras que tenía hoy para cenar.

Desconocía si lo decía porque en verdad no estaba tan mal preparada como protestaba Dexter o era más bien porque había notado que ella había estado perdiendo peso últimamente. Se criticaba así misma haberse centrado tanto en su trabajo desde que la enfermedad se llevara a su hermano que sabía que apenas había estado pendiente de su novia. Por eso estaba bastante segura de que si todo hubiera salido como ella lo había planeado jamás se habría enterado de que había estado ingresada por una cirugía, en vez de estar de viaje familiar para ver a sus padres.

Venir nada más enterarse de donde en verdad se encontraba fue bastante precipitado ahora que se ponía a razonarlo. Había salido corriendo del trabajo sin ni siquiera pasar por su casa a coger algunas de sus pertenencias, pero no importaba mucho. Lo importante había sido ver como se encontraba ella después de la operación y ya con haberla observado con sus propios ojos, su pecho subiendo y bajando junto con sus párpados cerrados le era irrelevante tener que dormir en una butaca incomoda otra noche más.

Había estado ciega o simplemente mirando al otro lado, ignorando y pensando que todo andaba bien con Apple. Tan tonta para ni siquiera ver con claridad lo rara que había estado los últimos días comiendo escasamente poco. Había sufrido enormemente la pérdida de su mellizo ahora enterrado bajo tierra, pero si le hubiera pasado algo en su ausencia a la mujer de su vida no se lo podría perdonar.

"Esto era lo que quería evitar, que tuvieras que quedarte aquí conmigo en una deprimente habitación" Apple volvía a hacerlo, de nuevo cuidaba de ella como si fuese una pequeña niña que tuviera que proteger al igual que hacían las madres.

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