Efímeros

Capitulo 1 🚲

Hannah Miller

Pedalear, mantener el equilibrio y no caer, sobre todo no caer.

Sobre todo caer.

No podía ser tan difícil.

Pero la vida es cruel e injusta y toda la teoría se fue a la mierda en el momento que comencé a sentir como perdía el equilibrio de la bicicleta en la que iba montada.

Mi destino estaba claro, iba a terminar tendida en el pavimento junto a mi dignidad.

"Causa de muerte: No saber andar en bicicleta a los 17 años."

¡Que tragedia!

Al final, salí volando y termine cayendo al suelo golpeando mi rodilla contra el duro pavimento, voltee a ver a mi alrededor esperando que nadie hubiera visto mi terrible tragedia.

Si, me preocupaba más que alguien me hubiera visto volar que el hecho de haberme lastimado.

Pero era un imán de mala suerte y un chico castaño venía corriendo hacia a mi, traía una patineta en su mano, su angustia era real.

"Segunda causa de muerte: Murió de vergüenza."

Tome mi dignidad del suelo y me levanté como si no me hubiera dolido salir volando de la bicicleta y  como si en ese preciso momento no sintiera que mi rodilla se desangraba.

En realidad tenía ganas de llorar.

— ¿Te caíste? ¿Estás bien?

¿Caerme? No, ¿Cómo crees? Besar el piso es mi pasión.

— Estoy bien — dirigí la mirada hacia el chico.

— Pues creo que tu rodilla no está tan bien — comentó, señalándo mi rodilla.

Baje la mirada a mi rodilla, mis jeans estaban rasgados y mi rodilla estaba sangrando.

— Mierda — murmuré— eran mis jeans favoritos — proteste.

— Los jeans rasgados están de moda — se encogio de hombros, sonriendo.

Y Dios mío santísimo, que sonrisa.

Nos quedamos en silencio, me di la libertad de recorrer su rostro con la mirada discretamente, sus ojos eran color miel, su cabello ondulado y castaño estaba despeinado, su mirada se cruzó con la mía y me sonrió, se había dado cuenta de que lo observaba y fue entonces cuando me agache rápidamente para levantar la bicicleta evitando el contacto visual con él.

— ¿Quieres que te ayude? Es más fácil aprender a andar en bicicleta si alguien te la sostiene mientras tú vas avanzando, solo en lo que te acostumbras a mantener el equilibrio.

— ¿Y como sabes que estoy aprendiendo?

— Bueno, debo confesar que llevo un rato viendo a lo lejos como peleas con la bicicleta.

— No estaba peleando con la bicicleta— proteste.

— Yo diría que si, incluso podría jurar que le gritaste alguno que otro insulto y la pateaste — menciono, divertido.

— Eso no es cierto — me enfurruñe.

Si que era cierto.

— Si que lo es, apuesto a que esa bicicleta a sufrido mucha violencia a tu lado.

— ¿Qué? ¿Violencia? — arquee una ceja— es una bicicleta.

— Si, una bicicleta violentada.

— ¿Qué eres? ¿Protector de los derechos de las bicicletas?

Él sonrió, divertido.

— Ajá, y me temo que voy a tener que dar parte a las autoridades competentes.

Me le quede viendo con el ceño fruncido.

— ¡Es solo una bicicleta!

— Tu no tienes sentido del humor, ¿Verdad?

— Lo tengo, pero esto no me causa gracia.

— Apuesto a que un mono tiene mejor sentido del humor que tu.

— ¿Me estás comparando con un mono?

— Yo no... — hizo una pausa, pensativo— a ti no, a tu sentido del humor.

— Es lo mismo — rode los ojos.

— No lo es.

— Como sea.

— Y bien, agresora de bicicletas, ¿Quieres que te ayude?

— No, en realidad yo ya me iba.

— ¿Ya te ibas o lo haces para huir de mi?

— Las dos cosas — confesé.

— ¿Al menos puedo saber tu nombre?

— Creo que puedes sobrevivir sin saberlo.

— Perfecto, hasta no saber te seguiré diciendo agresora de bicicletas.

— Que no soy... olvídalo.

Sin esperar respuesta me comence a alejar de él.

— ¡No olvides desinfectar la herida! — grito el castaño.

Mi casa no estaba tan lejos del parque así que en cuestión de minutos ya estaba ahí, deje la bicicleta en el garaje y enseguida subí a mi habitación, antes de entrar dirigí la mirada a aquella habitación a la cuál llevaba demasiado tiempo sin entrar.

Tuve una especie de impulso por abrir, tome el pomo de la puerta pero antes de ser capaz de girarlo lo solté rápidamente y opte por ir a hacer lo que había hecho durante todas las vacaciones de verano que era encerrarme en mi habitación, escuchar musica, dibujar y perderme en mi mundo.