).......... Proemio .........(
El mito cuenta que el Dios del Inframundo se enamoró perdidamente del hijo de la Diosa de la agricultura y la tierra fértil. Lo miró recogiendo flores en el jardín donde era escondido por la celosa Diosa. Y supo en ese momento que el joven sería suyo a través de un rapto violento, lo llevaría consigo al Inframundo.
La madre, desesperada, iniciaría una búsqueda incansable, que amenazaría la fertilidad de la tierra y la existencia misma de los dioses. Y seria así como nacerian las estaciones.
)...............El Rapto ........(
Porque era codicioso y todo lo que quería lo obtenía. Porque la belleza del hijo de la Diosa Madre lo cautivó. La razón del rapto era hacerlo suyo.
El joven tenía flores en sus manos, y en su cabello. Cuando observó su belleza por primera ocasión; cubierta de flores y rosas las ninfas bailaban y reían a su alrededor. Hermosas eran, mas tal hermosura no era comparable, con aquella que le arrebató la atención y la cordura misma.
El solo mirarlo desde la distancia no fue suficiente. Pues el solo mirarlo lo hacía imaginar la suavidad de la piel y el sabor de los labios. Ojos verdes a la distancia, que brillaban bajo la luz admirable del sol omnipotente. El cuerpo esculpido por el artista más habilidoso, que hubiera sido iluminado por el arte de las musas. Un ser perfecto; el hijo de una Diosa. Ocultado por su madre en ese jardín, obligado a recoger flores como única recreación.
La crueldad más refinada; era esconder y aprisionar a un gorrión en una jaula de cristal. Apartarlo del mundo y entregarle a cambio un falso sentimiento de libertad. La jaula; el símbolo de protección. Lo que estuviera afuera era solo un pensamiento imaginario y un mundo acechado por el peligro.
Ya no era suficiente mirarlo desde la distancia. Ni cuando podía acercarse con el casco que yacía en su cabeza. El Dios del Inframundo era egoísta y codicioso. La oscuridad que se filtraba en la luz más cegadora. Solo el rapto podría liberar a la rosa. Mostrarle la libertad que yacía fuera de la jaula.
La manera de adueñarse del objeto de sus desvaríos. La violencia era la llave y el secuestro el único método. Las tinieblas nunca renunciaban y el mal jamás se rendía.
La belleza de ese joven fue la causa, la misma que no había encontrado en ningún otro sitio. Inigualable y evocadora de envidia. ¿Cuántos tuvieron el valor de cortejar esa belleza? Pero, rechazados por la madre, divina Diosa, los esfuerzos no rindieron frutos. La Diosa no mostraba disposición de compartir. La sobreprotección, personificada en el jardín, donde el pequeño gorrión permanecía enjaulado.
Compartía el egoísmo de la Diosa. Y el objetivo de mantener aprisionado a ese joven. La madre, gozaba de aprisionarlo en el jardín. Él, gozaría cuando pudiera aprisionarlo en sus brazos.
Porque el Dios de los Muertos era celoso, en su interior yacía la codicia más profunda. La forma de atraparlo, era llevarlo consigo al Inframundo.
El día llegó; el momento en que la tierra se abrió. El carruaje de oscuridad; dos caballos negros conduciéndolo con fogosidad. Los gritos de las ninfas, sus llantos y plegarias; las lastimeras canciones del rapto. Y el joven que recogía flores, el mismo que era objeto de su deseo más desenfrenado. En sus ojos reflejaba la curiosa expectativa y el constante anhelo; sueños de libertad. En el verde de su mirada, yacían las ambiciones de conocer la lejanía de los límites de su jaula; señales de rebeldía.
Gritó, el joven, cuando estuvo en sus brazos, forcejeó cuando el movimiento del carruaje lo apercibió de la realidad inevitable. El jardín que había sido su prisión se alejaba de su mirada. El secuestro perfecto.
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Six months with me
Short StoryDime que no tenias hambre ese día, dime que no es por lo que tienes que quedarte... Convenceme de que tu quieres estar aquí; que no es mi trato lo que te mantiene tan cerca. Tu me elegistes a mi, tu me amas. No hay necesidad de hablar, yo se porque...