Un año había pasado volando y Visenya Targaryen todavía se ponía nerviosa cada vez que la idea de besar a Naruto cruzaba por su mente. Era surrealista, y casi lo tenía para ella sola, pero su fuerza de voluntad inquebrantable lo había obligado a no aprovecharse de una mujer intoxicada, aunque a ella no le importaría.
El rechazo no desanimó a Visenya. Al contrario, estaba deslumbrada por su impecable autocontrol e integridad. La belleza de Visenya fue la inspiración del sueño de un pintor. Puede que no sea experta en las artes de la seducción, a diferencia de su promiscua hermana, pero sabía que ningún hombre debería ser capaz de resistirla. Eso hablaba mucho sobre la virtud de Naruto y ella lo admiraba por eso.
Visenya fue diligente en lo que respecta a su entrenamiento. Cualquiera que sea el infierno que Naruto le arrojó, ella nunca se quejó, sino que se esforzó por superarse a sí misma. Desafortunadamente, ella no tenía afinidad con el fuego y no podía poseer la lengua de un dragón. Con pura determinación, Visenya pudo darse cuenta de su verdadera fuerza.
El hielo y la nieve cumplieron sus órdenes. Se había vuelto más fuerte en la Fortaleza del Dragón de lo que jamás hubiera imaginado, pero eso no extinguió el fuego en su estómago. Ambiciosa de poder y hambrienta de conocimiento, Visenya desafía a Naruto a un duelo cada semana, para poner a prueba sus límites. Aunque nunca había superado a su maestro, nunca se rindió y fue su entusiasmo lo que lo cautivó.
"Si gano, me llevarás a Braavos".
Naruto arqueó una ceja. "Esta es tu… ¿cuántas veces te he derrotado?"
Visenya infló las mejillas, molesta por los elevados modales de su amo. "¿Me vas a llevar allí o no?"
Rascándose la parte de atrás de su cuero cabelludo, bostezó. "¿Por qué Braavos?"
Ella se encogió de hombros. "Escuché muchas cosas buenas sobre ese lugar. En realidad, nunca he estado allí. Además, siempre es agradable respirar aire del mundo exterior de vez en cuando".
"Muy bien, entonces. Te complaceré. Si logras ponerme de rodillas, te llevaré a Braavos." Un destello de picardía brilló en sus ojos color zafiro. "Pero si pierdes, estarás limpiando la cueva de Alduin durante un mes".
Ante eso, Visenya gimió ruidosamente. "¡No es justo!"
"Nada en la vida es justo, querida. La pregunta es ... ¿estás lista para limpiar la cueva de Alduin durante un mes?"
Desenvainada Hermana Oscura, el párpado de Visenya se movió y cuadró los hombros. "Tu arrogancia será tu perdición, maestro."
"¿Oh? ¿No vas a -" Reaccionando al impulso, Naruto esquivó una estocada dirigida a su ojo derecho. "¡Whoa! ¡Ni siquiera grité empezar!"
Lanzando un aluvión de cortes con su espada, Visenya sonrió. "¡Nada en la vida es justo, maestro!"
Sin dudarlo, lanzó un rápido uppercut a la mandíbula de su maestro. Como se anticipó, el asalto no logró conectarse con su objetivo, pero eso era parte de su plan. Ella saltó en el aire y lanzó una patada de mariposa que lo envió a patinar a un buen metro de distancia, justo donde ella quería que estuviera. Hundiendo su espada en el suelo, golpeó sus manos en un movimiento de oración.
Los géiseres de hielo salieron disparados de la tierra, congelando su campo de batalla en una tundra árida. Naruto estaba confundido; Visenya había recorrido un largo camino para dominar su magia. Sin embargo, ¡se necesitarían algo más que carámbanos afilados para derribarlo! "¡No te regocijes todavía!"
Siniestras nubes negras se esparcieron por el cielo, transformándose y arremolinándose furiosamente en un vórtice. El trueno retumbó a través del valle y un destello irregular de luz pura envolvió la Fortaleza del Dragón. No importa cuántas veces Visenya haya sido testigo de este fenómeno, no pudo evitar quedarse boquiabierta de asombro y temor. El tornado que cayó después arrancó árboles como si no fueran nada.
