One Shot

2.6K 229 254
                                    

— Gracias por esa esas rondas de sexo Kim Taehyung — dije coqueto mientras ataba el cordón de mi zapato.

Me levante de la cama y me gire a ver al chico con el que acababa de tener unas deliciosas rondas de sexo duro.

Viéndolo recostado en la cama con una sabana solo cubriendo su cadera, se miraba tan sexi y caliente, el hombre es tal cual como mis compañeras de trabajo me lo habían descrito, guapo, alto, poderoso en el acto sexual y con un buen miembro para satisfacer como Dios manda.

— Espero volver a verte cariño, contigo vale la pena hechar un buen polvo — habló con expresión coqueta en su rostro.

— ¡Oh! Por supuesto que si — me di la vuelta y camine hasta la puerta de la habitación de hotel en la que estábamos para salir de allí.

Al estar afuera del hotel tomé un taxi y me dirigí a mi casa, era de madrugada y debía trabajar ese día temprano. Cuándo llegué verifique la hora en el celular, eran las 4:15am y debía trabajar a las 7:am, estaba exhausto, ese hombre me dejó agotado pero no como quisiera que me hubiese dejado después de 3 rondas de sexo, quiero encontrar a alguien que me haga perder la razón, que me destroze hasta dejarme sin caminar por una semana, los hombres con los he estado me complacen pero no me hacen llegar al límite de mi estado consciente, yo solo soy un chico de 21 años con deseos sexuales como cualquier otra persona de mi edad.

Tomé una ducha rápida para acostarme y dormir un poco, antes de tener que irme.

Cuando sonó la alarma eran las 6:00am, sentí como si solo hubiese cerrado los ojos unos segundos, me levanté sin ganas, me vestí con unos jeans negros, suéter de rayas negras y blancas, gorro negro y zapatos negros, cepille mis dientes, tomé una manzana y me dirigí a mi lugar de trabajo. Trabaja en un café, era mesero y todo me gustaba allí, sobre todo la paga; el día iba bien, con un poco más de clientes de lo habitual pero todo iba excelente.

Una señora de edad bastante adulta entró y se sentó en una de las mesas al fondo, así que fui yo quién se acercó para atender su orden.

— Buenos días, ¿Qué desea ordenar? — le pregunté.

— Solo un café negro sin azúcar, por favor, señorito Jimin. — ¿qué? ¿Sabe mi nombre?

— Ok, un café — la mire algo extrañado, ¿Por qué sabía mi nombre si ni siquiera la conozco o tengo placa con mi nombre grabado?

Mi día iba demasiado bien para ser verdad, de hecho, eso me dió algo de miedo.

Una vez la orden estaba lista la tomé para llevarla hasta la mesa de la señora rara.

— Aquí esta su café, que lo disfrute — me iba a ir pero no pude.

La señora había agarrado mi mano haciendo que me detuviera, voltee a verla y ella sonrió para luego hablar.

— No te asustes Jimin, solo, quiero decirte algo que se que te va a interesar — me solté de su agarre mientras la veía con una ceja levantada.

— Disculpe señora, yo no la conozco, no se como sabe mi nombre y yo no quiero hablar con usted — ella rió.

— Jimin, se el nombre de todos aquí incluso el de el chico con el que estuviste anoche, Kim Taehyung — mis ojos no podían estar más abiertos.

¡Me cago en la puta! ¿Cómo carajos sabe eso?

¿Co-cómo lo sabe? — pregunté, las manos me temblaban, ¿acaso es bruja?

— Siéntate — con el cuerpo temblando le hice caso — Respondiendo a tu pregunta mental, sí, soy bruja y lo que tengo para tí es lo que estás buscando para saciar tu sed de sexo.

𝕻𝖊𝖈𝖆𝖓𝖉𝖔 𝖈𝖔𝖓 𝖊𝖑 𝕽𝖊𝖞 𝖉𝖊𝖑 𝕴𝖓𝖋𝖗𝖆𝖒𝖚𝖓𝖉𝖔. (O.S Kookmin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora