Valentina estaba segura de muchas cosas en su vida, con esa seguridad inherente que te dan las experiencias repetidas a través de los años, estaba segura de que, si a Guille le hacía cierta cara, él sin dudarlo le daría su porción de postre, estaba segura de que su padre le perdonaría casi todo si lo llamaba "papi" aún con los 18 años que ya tenía. Estaba segura que si tomaba de poco a poco la ropa de su hermana Eva, jamás notaria que desaparecía incluso olvidaría totalmente que era de ella. Y lo más importante de todo, estaba segura de que Juliana lo era todo para ella.
Año tras año la que fuese una pequeña llama comenzó a crecer dentro de ella había o a tal punto de alcanzar el tamaño de una pira que estaba segura que, si alguien pudiera dar un vistazo a su corazón, la luz que sentía por Juliana lo cegaría completamente, aun cuando sus esperanzas fuesen enormes, tanto que habían dejado de caberle en el pecho hacia demasiado tiempo, tuvo que mantenerlas pequeñas, y sin embargo, aún lo quería todo.
Siempre había pensado Juliana, en su mundo era el sinónimo de todo lo que estaba bien en la vida. Había pasado días, meses, años pensando en ese preciso momento. Porque era algo que no podía ni quería ocultar más. La amaba y si ella no sentía lo mismo, al menos se iría pronto y si no era así, bueno realmente nunca pensó en esa posibilidad. El terror le invadió las entrañas al darse cuenta de lo que había hecho, pero era un poco demasiado tarde.
El impacto de Juliana ante el suave movimiento de los labios de la mujer frente a ella fue quedarse catatónica. Los sentía temblorosos, pero también suaves y firmes. No recordaba cuántas veces había soñado hacer esto mismo, pero eligió conservarlo en un cajón en lo más profundo de su corazón. Y ahora estaba pasando y no dejaría ir la oportunidad, sin pensarlo más comenzó a seguir el ritmo suave que Valentina le marcaba. Al separarse sus mejillas estaban sonrosadas, sus respiraciones agitadas y sus sonrisas brillaban más fuerte que cualquier incandescente amanecer.
Entre miradas furtivas e inocentes besos robados en descuidos, ambas se pusieron la ropa pero no volvieron a subir a sus bicicletas, en su lugar, cada una tomo del manubrio, mientras entrelazaban sus manos libres en medio de ellas, con el sol poniéndose a sus espaldas.
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A partir de entonces cada día, después del almuerzo era igual, montaban bicicleta hasta el lago, se corrían saltando al agua, jugaban un rato, se sacaban al sol y se besaban durante cada uno de los procesos anteriores. Había preguntas que necesitaban ser respondidas, pero optaron por vivir el justo instante que se les presentaba como un mapa frente a sus ojos.
Cada tarde antes de las 6 regresan a casa tomadas de la mano hablando del mundo y de la vida como si su conversación no tuviera fin. Valentina le había adaptado un asiento detrás de su bici para recorrer el camino con Juls a su espalda abrazándola fuertemente de la cadera y con su cara recostada en su espalda, aspirando su aroma y dejándose llevar por la calidez de su cuerpo. La castaña siempre pedaleaba más lento de lo normal para demorar lo más posible la la despedida.
Valentina siempre besaba su frente al dejarla en la puerta de su casa con una aprehensión a soltarla de la mano que no había conocido jamás. Juliana siempre la miraba alejarse por el centro de la calle hasta que se perdía de vista al entrar a su casa y solo entraba a la suya cuando veía encender la luz de su habitación.
¿Que si alguna pensó alguna vez en lo que sentían? Por su puesto
¿Que si les importaba? No mucho en realidad.
¿Que si alguna pensó en que el corazón se les rompería en mil pedazos cuando tuvieran que alejarse?
Cada maldito segundo.
Fue hasta una tarde de verano varias semanas después, que Valentina llegó en su bicicleta como todos los días, con muchas más ganas de besar a Juliana de lo normal, se paró bajo su ventana tomo sus tres piedritas y las lanzó una tras otra.
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Blue Neighbourhood
FanfictionBasada en la trilogía Blue Neighbourhood de Troye Sivan Pocas cosas en la vida de Juliana representaban una verdadera sorpresa, Valentina Carvajal seria una de ellas.