Boy come find me

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No tenías una palabra fija para describir al demencial fanático de las motocicletas y consumidor número uno de las compañías de cigarrillos en Japón. Lo que pasa es que él es tantas cosas a la vez que clasificarlo como una sola cosa sería considerado una blasfemia para el mundo bajo de las pandillas, y tu mundo.

De una forma más simple podrías empezar contando que es tu novio, así, sin complicaciones. Eso fue lo que buscó toda su vida Shinichiro, y tu no tendrías ningún reclamo.

Pero ojalá hubiese sido tan simple como uno se lo imagina, conocerse por primera vez.

-¡Oi! ¡Shinichirooo! ¡Ya llegué!- el garaje donde usualmente estaba el día en silencio, terminó pareciendo un grupo de barrabravas luego de que su equipo favorito de fútbol pierda. Y era así todos los días.

La joven se dirigió donde se encontraba su querido amante, arreglando una motocicleta. El olor a aceite de motos e cigarrillos inundaron sus fosas nasales. Así era como le gustaba.

-No tienes idea del tránsito que había. En realidad yo tampoco lo sé porque anduve a pata todo el camino, solo me tardé porque me invadió la vieja sarnosa de la esquina a bolasearme como siempre hace... tú me entiendes.- hablabas sin parar mientras acomodaba por el mini despacho las cosas que compró, sin mirar a las personas en la sala.

Cuando decidió terminar de contar las desgracias que tuvo que pasar mientras iba y volvía de la tienda del barrio, contempló a Shinichiro, quien volteó a verla apenas oyó su voz en su lugar de trabajo. Le dedicó una de sus sonrisas tan características, solo una que ella conocía, llena de dulzura y entusiasmo disimulado. La amaba.

Te acercaste a él y lo abrazaste alrededor de su cintura. Vestía su típica vestimenta; una camisa blanca, con un par de gotas de aceite desparramadas por ahí, y el traje clásico de mecánico.

Y claro no faltaba el cigarro entre los labios, dándole ese toque suyo.

Lucía todo tan bien sin que se de cuenta. Shinichiro te atrajo a él y acaricio tu cabellera con sus brazos, ya que sus manos estaban engrasantadas y no quería arruinar tu cabello.

-Me hiciste falta todas estas horas, dijiste que volverías rápido. - sonreíste por su repentino comentario empalagoso. Si bien tu no eras Mrs. Cariñitos, te gustó que te prestara atención siempre. Y él siempre te lo daba.

-Ya te dije que fue culpa de la vieja chismosa de la esquina. - Te observo en silencio un momento y pasó su pulgar sobre una diminuta mancha de sangre que posaba sobre tu pómulo, limpiándolo. Reíste por lo bajo, un poco avergonzada, pero lo disimulaste muy bien.

-No es como si recién nos conociéramos, amor.

Maldito seas Shinichiro Sano por leerme tan bien.

-De todos modos, no mentía con la historia de la vieja. No estuvo metida en la pelea, pero decidió presenciarla, ya sabes lo chismosa e insoportable que es.

La realidad es que no fue culpa de la pobre e inocente vieja que te atrasaste en tus deberes. Lo que pasó fue que, de camino al negocio que está ubicado relativamente cerca de la tienda de tu Shinichiro, había un par de chicos arrinconando a otro y fue suficiente razón para atacar cual animal salvaje ve a su presa indefensa.

Con una sonrisa de socarrona te acercaste a los dos chicos que tenían tu edad, igual eso no era lo interesante, lo que te llamó la atención fue que parecían ser parte de los Black Dragons. A Shinichiro no le gustará si se entera, pensaste. Bah, que se jodan por molestar entre dos a una persona indefensa, eso es de maricones.

-Así que fue una pelea.- habló con pura serenidad Shinichiro.

-¡Pero gané! Felicítame por lo menos.- le sonreíste radiante y él soltó una carcajada por tu ocurrencia de respuesta. Dejó un suave beso en tus labios. Sabía a cigarro. Todavía abrazados lo acercaste más a ti.

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⏰ Última actualización: Aug 04, 2021 ⏰

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Need to know | Shinichiro SanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora