el satélite lleno de agujeros observaba el manto casi negro que destacaba por pequeños destellos que se hacían llamar estrellas. contemplaba su alrededor hasta encontrarse con aquella tierra llena de vida, y también destrucción.
para querer matar su soledad, tuvo ademán de acercarse, pero antes de que pudiera realizar alguna acción, algo en su interior le dijo que aquel no era el momento.
recordaba con cariño las veces que, en su mayoría infantes, le hablaban con esperanza; contaban sus sueños y deseos esperando que esta los cumpliera.
a día de hoy, aquellos niños se convirtieron en adultos y su culto a la luna quedó tan abandonado como su ilusión.
todos los días, sin excepción, la luna realizaba una visita a esta tierra, famosa por su verde y azul.
los habitantes reaccionaban de forma distinta ante su llegada; se lamentaban, protestaban y los niños lloraban. otros, sin embargo, esperaban felices a la noche, para que al fin la luna les acompañara.
pero la luna ya ni podía escuchar ni conocer todo eso. la gente había dejado de creer en su magia, en su poder, en sus cualidades.
observaba desde lejos la mitad de una vuelta de la tierra y luego acudía para contemplar la vida que se albergaba allí."¿por qué me siento así? jamás me había afligido de esta forma, ya ni siquiera me llena estar aquí, es como si no fuera mi lugar"
¿cuándo habían los humanos dejado de creer en la luna?
después de todas aquellas horas, volvía a su lugar, ahora oscureciendo otra parte de la tierra.
"¿por qué no puedo ser como el sol y desprender luz?"
siguió observando las estrellas, celosa de no ser como ellas. los humanos dejaron de rogarle a la luna, y sus deseos fueron dirigidos a las estrellas fugaces.
ESTÁS LEYENDO
memorias de la luna
Fantasyaquel satélite me baja pedacitos de estrellas para que yo los pueda admirar