Una nueva amiga

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Alexandra una joven muy tímida, asistía a su primer día en la universidad, todo era nuevo para ella por lo que ya bastante incomoda se tornaba la situación para ella, cuando ingreso al salón de clases todos posaron su mirada sobre ella, algunos murmuraban, otros se reían, pero Alexandra no contaba con que llamaría la atención de quien sería su gran amiga, Sara era una chica alegra, amable y muy hermosa, así que decidió hablarle e invitarla a sentarse con ella, pero Alexandra solo la ignoró y camino hasta el fondo del salón y luego se sentó. Entonces la clase de historia comenzó, era el primer día y el profesor ya asigno un trabajo, pero no era cualquier trabajo, se trataba de uno que abarcaría parte de la calificación final para el primer ciclo, lo malo es que debía hacerse en parejas y como Alexandra era nueva y no conocía a nadie pues asumió que tendría que trabajar sola, lo que en realidad no fue así porque el profesor designo a los estudiantes que trabajarían juntos, y de manera sorprendente a Sara quien habían intentado en un principio tener una conversación con Alexandra trabajaría con ella. Al finalizar las clases Sara se acercó a Alexandra y la invito a ir a su casa para poder organizar lo del proyecto, pero ella le dijo que no tenía tiempo y que podrían hacer las cosas por separado y se fue corriendo. Esa actitud extrañó a Sara, pero por alguna razón ella sentía que Alexandra era similar a ella, así que decidió darle un tiempo para que se adapte. Todos los días ella trataba de establecer una plática con Alexandra, pero ella parecía no querer aceptar su amistad, esto no fue un impedimento para Sara, ya que insistió hasta que consiguió que ella aceptara ir a su casa para realizar el trabajo. Así que cuando finalizaron las clases ellas se dirigieron a la casa de Sara que por cierto quedaba muy lejos de la universidad, durante el camino Alexandra se dio cuenta de que Sara era de un estrato social diferente al de ella, ya que al llegar a su casa un guardia fue quien abrió la puerta de seguridad para poder ingresar a ese lugar donde había un sinnúmero de residencias que era tan ostentosas y elegantes, dignas de personas que gastan miles de dólares al año.

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