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Las boberías relacionadas al amor y lo recíproco que era jamás le importó en absoluto a Draken. Es más, decía que todo eso era para niños y pubertos solitarios y vírgenes, y a él no le interesaban. Bueno, al menos hasta que la conoció a ella.
El amor de su vida.
Recordaría ese día para siempre. Era su memoria más feliz, distinta. Un sentimiento único que sólo vivía y lo haría con ella. Rememora la vez en la que su insoportable (aunque querido) amigo Mikey le había insistido en que fuera a su casa. No lo recuerda con exactitud, pero probablemente era para que le ayude con sus mechas endurecidas por no haber tocado el agua en más de cuatro días. Y como era tan buen amigo, había partido hacia donde él le pedía.
Él siempre había sido así, dispuesto a otorgar cualquier cosa para complacer solo a las personas que más adoraba, como Mikey o Mitsuya. Las chicas del burdel, a las que llamaría hermanas o tías, decían que era como un caballero de un reino, leal, valiente, amable y muy generoso. Y él, cual inocente en su niñez, pensaba que era así y no iba a defraudarlas.Al arribar al hogar de los Sano, tocó la puerta un par de veces, de todas formas la pereza de Mikey sería tanta que demoraría al menos cinco minutos en llegar a la puerta. Pero se llevó una gran sorpresa al ver que la bienvenida se la daba otra persona y no su oxigenado amigo. Ante él se encontró con los rizos más brillantes como el sol, resplandeciendo ante la luz exterior de forma singular. Una figura esbelta y pequeña se presentó en el pórtico de la casa y al verlo ahí se sorprendió de igual manera.
—Oh, hola, ¿puedo ayudarte?
Si no estaba muerto, poco le faltaba, porque estaba tan seguro como que Mikey era enano que estaba en frente de un ángel. Era perfecta. Desde su cabello pintado de las mismísimas lágrimas del sol hasta sus ojos como monedas de oro pertenecientes a algún cofre de un bandido; luminosos, brillantes y hermosos.
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Mi buen amor
FanfictionLas tonterías relacionadas al amor no le interesaban en lo más mínimo a Draken, hasta que a su vida llegó Emma Sano, una chica hermosa, buena y resplandeciente. Todo un angel. Era tan perfecta que Ken Ryuguji no pudo evitar caer ante ella en el prim...