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Cuando llegaron las 6:00 pm sus pies comenzaron a moverse solos a pesar de estar sentado, sus manos, cabeza y todo cuerpo empezaron a moverse como con mucho ritmo, su cuerpo estaba comenzando a bailar, Hyunjin estaba muy asustado, el chico quien acababa de cumplir los 14 no podía creer que esa estúpida maldición fuera real, parecía estúpido solo tenía que bailar, ¿qué había de malo en eso?, el tenía que bailar hasta quedar agotado, en vez de una experiencia satisfactoria era más bien una tortura, sus huesos le dolían y sus piernas también, es pobre chico acabo roto, y lo peor es que solo era el primer día, ¿cómo se iba a enamorar estando encerrado?, como no se enamorará de la sirvienta que le trajera la comida. Eran las 1 am y la sirvienta le trajo la cena, la mujer que llevaba trabajando para el reino casi toda su vida se quedó paralizada al ver el estado del chico, estaba acostado llorando de dolor en su cama, la mujer le dejó la cena y se fue rápido, la cena era un plato de sopa de la favorita del príncipe, el príncipe se la tomó rápido y otra vez se fue a su cama a seguir llorando del dolor que sentía.
Sus padres lo venían a ver sobre las 5:00 am ya que el príncipe no dormía mucho y si lo hacía eran probablemente unas 2 horas, ellos se preocupaban por el estado del chico, estaba en graves condiciones, no de muerte, pero estaba muy mal, y solo había pasado un mes, los dos reyes salían siempre de la habitación con los ojos cristalizados no soportaban ver a su hijo así pero tampoco querían contagiarse de su maldición.
El príncipe se sentía solo más bien estaba solo, su peor pesadilla se hizo realidad, llevaba soñando con aquella mujer desde los 11, 3 años de sufrimiento y parece que no era suficiente ahora le tocaba sufrir hasta morirse, que bien…
Era imposible enamorarse estando encerrado, definitivamente iba a morir ahí dentro, seguro que al próximo mes no llegaba vivo, bueno es lo que el pensaba.

Capítulo 2
Amor, ¿bueno o malo?
Un día cualquiera, eran las 1:00 pm y el príncipe estaba en la ventana mirando el jardín, lo echaba de menos, mucho, demasiado, no nunca es demasiado y más si estas encerrado como lo estaba el, ahí estaba la charca esa pequeña charca que reflejaba su hermoso rostro, ya había pasado mucho tiempo desde que no bajaba a mirarse en esa charca, lo extrañaba, lo extrañaba todo, en ese lugar podía relajarse pero ahora, era imposible, lo de relajarse eran aguas pasadas, la verdad lo único que esperaba el príncipe era que alguien se colará por la ventana y lo enamorará en 2 días, pero eso era imposible, nadie en ese reino ni en ninguno era lo suficientemente valiente como para trepar por la torre y entrar y encima podría poner en riesgo su vida, bueno, no todo estaba perdido.
Empezó el otoño, las hojas caían, el jardín estaba cada día más hermoso, el quería realmente salir, ya había pasado casi 6 meses desde la maldición, era septiembre, cada mes era la misma tortura ya no lo soportaba más. Se acercaba la hora de bailar, quedaban como 30 minutos y el príncipe ya tenía miedo de la tortura que le esperaba otra vez, pero, alguien interrumpió en su habitación, de repente una chica, muy valiente porque ya hay que serlo para escalar la torre, salto por la ventana directa a la habitación del joven, era una chica alta y con ojos color mar.

𝕳𝖆𝖘𝖙𝖆 𝖖𝖚𝖊 𝖊𝖑 𝖗𝖊𝖎𝖓𝖔 𝖓𝖔𝖘 𝖘𝖊𝖕𝖆𝖗𝖊  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora