Peeves, el Poltergeist más bromista de toda Gran Bretaña, como era su humilde tradición durante más de mil años, tenía una increíble presentación preparada para los nuevos alumnos. Su show consistía en bailes, bromas y mucho ,pero mucho papel higié...
Disclaimer: los personajes de Harry Potter no me pertenecen, son propiedad de JK Rowling.Si bien el universo pertenece a JK Rowling,el desarrollo de la historia, diálogos etc dentro de este fanfic son de mi auditoria.
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El tren había llegado a su destino como todos los once de septiembre, y junto con él magos y brujas que se adentrarían por primera vez al Colegio Hogwarts, de magia y hechicería. Allí encontrarían magia de todo tipo y colores, además de aquellos personajes que los acompañaran durante los siguientes años de su vida. Algunos de ellos, tan antiguos como el castillo mismo, llevando secretos e historias que se remontan hace más de mil años, porque Hogwarts no solo es un colegio, sino que es un refugio para todo aquel que posea las habilidades y desee aprender a utilizarlas, y todo esto se logró gracias a la valentía, la amabilidad, la inteligencia y la osadía de cuatro magos.
Pero, hay un no mago en especial que fue tan cercano a los inicios de Hogwarts como sus mismos fundadores.
Esta historia se trata sobre él.
Desde uno de los enormes ventanales del antiguo castillo, unos ojos amarillos como el ámbar, curiosos y llenos de picardía observaban ansiosos los botes acercarse.
Minerva Mcgonagall, la actual directora de Hogwarts, se dirigía con paso firme por los pasillos hacia la entrada del castillo, a la espera de los nuevos estudiantes. La acompañaba el profesor Filius, quien ahora además de ocupar su lugar como profesor de encantamientos y jefe de la casa de Revenclaw también era subdirector del colegio.
Minerva paro su paso en seco, y Fillius terminó casi chocando con ella, levando la mirada hacia arriba desconcertado, cuando de pronto vio una figura familiar moverse en los ventanales, curioseando y extasiado porque los nuevos estudiantes arriben cuando antes.
—¿Peeves? — preguntó Minerva ,quien ya lo había visto, con tono acusador.
El poltergeist que se encontraba flotando en el aire, al escuchar su nombre se tensó, puso los ojos en blanco con molestia y volteó hacia Minerva con su mejor cara de inocencia, una sonrisa perfecta de oreja a oreja se mostró en su dirección.
—¿Si, Minerva? — dijo endulzando su voz que normalmente era chillona.
Mcgonagall levantó una ceja y lo observó detenidamente —Tengo cierta esperanza a que este año te comportes, por lo menos el primer día — Peeves se bufó y comenzó a reír de tal manera que llevo sus manos a su estómago dando una voltereta en el aire y quedando boca arriba — ¿Lo encuentra gracioso? —cuestionó indignada.
