Capítulo Único

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Satoru mordisqueó su chupetín hasta partirlo dentro de su boca, provocando un sonido crujiente que resonó en medio del patio silencioso. Lanzó el palito que sobraba en el aire hasta que lo recibió de nuevo, jugando con él entre sus dedos. Daba pasitos cortos de un lado a otro con las manos dentro de los bolsillos del pantalón, pero de repente dio un suspiro alto.

—Están tardando —exclamó con pereza y alargando las palabras, volteándose hacia la persona en frente de él que se veía completamente calmada a comparación mientras tecleaba en el teléfono.

—Solo ten paciencia, dijeron que estarían aquí pronto —farfulló Suguru Getou en respuesta, sin despegar la vista del móvil.

Satoru volvió a exhalar de manera estruendosa, acercándose hacia Suguru para darle toquecitos en el hombro.

—Suguru, me aburro. Tampoco quiero ir a esa prueba de campo, es innecesaria —canturreó en un tono monótono, sin parar de presionar contra el hombro del pelinegro—. ¿Por qué debemos practicar cuando somos los más fuertes? Podemos patear los traseros de esas maldiciones fácilmente si estamos juntos.

—Porque estamos en una escuela —contestó sin más Suguru, alzando por un segundo la mirada solo para darle un golpe a Satoru en la mano para que dejara de molestar—. Y aunque no es una escuela normal, debemos cumplir con ciertas tareas. Y esta es una de ellas.

Satoru refunfuñó en voz baja y bajó la mano, sobándosela mientras hacía un puchero. Aunque sabía que tenía razón, él odiaba ese tipo de protocolos ridículos. Jujutsu Tech no era una escuela normal, esa era la verdad; por lo tanto, ellos tampoco tenían que ser estudiantes normales. O al menos él no quería serlo, no le gustaba actuar según unas reglas ya establecidas.

En resumen, Satoru se aburría con facilidad. Tal como se encontraba en ese instante.

Observó a Suguru con atención, fijándose en cómo estaba concentrado en lo que sea que estuviera viendo en su teléfono. Quería meter sus narices para fastidiarlo, mas había cierta satisfacción también en ver a su amigo con una expresión tan... tranquila.

Las facciones de Suguru poseían un aire elegante y sereno que atraía a muchos. Por algo siempre era asediado por las chicas —y también, en algunas oportunidades, chicos— cuando salían juntos. Y tenía que admitírselo, en varias ocasiones Satoru se perdía en el rostro de Suguru o en cómo realizaba ciertas cosas. Como cuando presionaba su dedo pulgar en medio de las cejas cuando estaba estresado o en cómo sus ojos se achicaban hasta formar dos líneas cuando sonreía con sinceridad.

Fue ahí también que se percató de un detalle al cual antes no le había prestado la suficiente atención. Enderezó la espalda para analizarse mejor.

La diferencia de altura entre ellos era... casi perfecta. Su mentón y labios quedaban a la par con la frente de Suguru, probablemente era una diferencia de unos diez centímetros, pero recién se fijaba en la precisión de eso.

Repasó con la vista el semblante pacífico de Suguru, en cómo sus grandes dedos tecleaban en el teléfono, en cómo el mechón de cabello que lo caracterizaba reposaba con soltura sobre su frente. Tragó saliva, acercándose con lentitud.

—Hey, dice Shoko que nos encontremos con ellos en...

La frase fue interrumpida por el repentino beso que Satoru dejó en la frente de Suguru. Sus labios se posaron durante unos fugaces segundos en la suave piel del pelinegro, pudo percibir a la perfección su calidez y su esencia, tan particulares y dulces como lo era el propio Suguru. Y era... agradable. Lo que sintió con solo ese toque fue agradable, incluso placentero. Quiso tardarse unos segundos más de lo necesario para grabarse mejor esa nueva experiencia, mas decidió que era suficiente.

Y cuando se separó y notó la expresión entre sorprendida y abochornada de Suguru supo que había hecho lo correcto. Esa expresión valía por completo la pena.

—¡¿Qué demonios, Satoru?! —exclamó Suguru, apoyando una mano en la frente como si no pudiera creer lo que había sucedido—. ¡¿Por qué hiciste eso?!

Satoru notó el tenue sonrojo en los mofletes de Suguru, cosa que le pareció demasiado adorable. ¿Desde cuándo ese chico se veía tan... lindo? ¿O siempre había sido así y recién lo notaba? Sea como sea, en su interior únicamente deseaba repetir lo anterior. Aunque sabía que Suguru no lo dejaría.

Por ahora, claro.

—Fue un impulso —contestó, alzando las palmas en son de paz. No obstante, su boca se curvó hacia arriba en una sonrisa burlona—. Es la altura perfecta para un beso en la frente, así que solo quise hacerlo.

Suguru parpadeó varias veces con confusión, su boca se abría y cerraba sin poder articular nada en concreto. Y tampoco pudo hacerlo porque de la nada su móvil vibró, lo que captó la atención de ambos de nuevo.

—Son Shoko y Yaga, nos están esperando en la siguiente esquina... —murmuró Suguru, pasándose una mano por la nuca. Otra acción que Satoru conocía muy bien, era la que hacía cuando estaba nervioso. Suguru le dirigió una mirada ceñuda y lo señaló con un dedo acusatorio—. Después hablaremos de eso, idiota.

—Como quieras —silbó Satoru, sin borrar su mueca de complacencia.

Dicho eso, Suguru rodó los ojos y le dio una palmada en el pecho, girándose para emprender su camino en la dirección a la que Yaga les había indicado. Satoru también lo siguió detrás en silencio, con las manos metidas en los bolsillos y con la mirada fija en el cuello de Suguru expuesto.

Ya tenía en mente el próximo lugar que besaría.

Sonrió para sí mismo y corrió hasta hacerse a un lado de Suguru, pasando el brazo por sus hombros solo para ver más de sus interesantes reacciones.



*** 

N/A: Bueeno, en mi país todavía es 25 así que esto cuenta okay? ajasjs la vdd este oneshot salió de la nada porque quería hacerles algo a mis bebés por su día, es sencillo pero ese era el propósito uwu disculpen cualquier error que tenga, no me detuve a editar xd

Si alguien se pasa por aquí a leer, lo agradezco mucho♥ 

Nos leemos en la próxima ocasión! 

La altura perfecta |SatoSugu|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora