Y ahí estaba de nuevo, un muchacho de cabellos rubios ondulados, sus cachetotes era un gran adorno en conjunto de su linda sonrisa, era delgado y menudo, sus ojos eran pequeños y muy brillosos cuando miraban a alguien en específico. Andaba tímido tras un popular muchacho, todo un boy crush.
Uno que no le prestaba la atención que quería.
Y es que vamos, ¿Quien no se enamoraría de tal Dios llamado Choi Soobin?, era alto (O al menos para Hueningkai), tenía su cabello pelinegro, andaba siempre con una jacket de cuero, ¡Era estupendo en los deportes!, para Hueningkai verlo por la ventana era demasiado para su corazón, su abdomen estaba marcado y verle hacer todo tan profesional y concentrado en lo suyo lo hacia adentrarse poco a poco a los caminos del amor.
No esperaba caer flechado por ese lindo pelinegro.
Para variar, desde que se confesó no había parado de ser rechazado.
Bueno, quizás es por que había insistido mucho.
¡Era por si acaso alguna vez cambiaba de opinión!.
Había sido tantos los rechazos que acabo por acostumbrarse.
En cierto momento, se convirtió para el un juego insistir.
Soobin siempre se ponía nervioso y suspiraba antes de darle el mismo discurso de siempre. Literalmente solo cambiaba la manera de expresarse cada vez que lo decía, haciendo sentir a el pequeño muchacho sin esperanzas, pero claro, Hueningkai no se daba por derrotado cuando el pelinegro soltaba sus;
" ―Hyuka... Lo siento, eres mi mejor amigo y no puedo verte de esa forma―"
"―No eres mi tipo―"
―¡Soobin! ― Exclamó un lindo Hueningkai dando pasitos seguidos hasta detenerse al lado de su mayor, quien portaba su cabello con una gorra, una jacket de cuero y un pantalón negro. Las manitas del menor estaban llenas de muchos libros y miraba a su mayor con admiración.
―Hola Hyuka ― Susurró, acercándose a el bajito para sacarle los libros de las manos y cargarlos el; en un acto lindo que dejo a Hueningkai muy sonrojado.
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深 ¡𝗰𝘂𝗮𝗻𝗱𝗼 𝗺𝗶𝗱𝗮𝘀 𝟭.𝟲𝟬! ─ sookai
Fanfictionsoobin se ve presionado por la necedad de su pequeño amigo, quien es un guapetón chico tímido que no ha parado de insistirle por el tiempo de dos años. ¡seguía sin entender que no lo amaba de esa forma!, o al menos eso creía que era la verdad. ento...