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Era su cuarta sonrisa del día

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Era su cuarta sonrisa del día. El menor de los Shiba contemplaba con tranquilidad el perfil de Mitsuya, su capitán si hablamos de la división en la que estaba. Claro estaba que ya no podía negar lo mucho que le gustaba Takashi. ¿Les parece si les cuento cómo descubrió sus sentimientos? Bueno, aunque no quieran les contaré, es importante estar informados antes de continuar, ¿verdad?

Bueno, resulta que era un Viernes muy caluroso, Hakkai casi que pegaba su cara en el ventilador, también se ayudaba dándose aire con un periódico. Veía un documental de la vida marina debido a que estos le encantaban. ¡Oh, por poco olvido decir que Mitsuya también se encontraba en su casa!
Entonces, de repente, la puerta del baño se abrió y una figura con complexión delgada se dejó mostrar, embobando al instante al de cicatriz.
Quiso agarrarse a algo para no caer. Takashi se encontraba desnudo desde el abdomen hasta su parte baja en donde se encontraba una de sus dos toallas, esta estaba enredada en su cintura para tapar lo que claramente se escondía debajo. Otra de sus toallas se encontraba en su cabeza. Gotas del agua restante caían por su frente hasta desvanecerse en el suelo, ¿Desde cuándo su mayor era tan... inexplicablemente atractivo?

—Ey—saludó, secando su cabello—. El agua está hermosa, ¿no te darás un baño?

"¿El agua? Tú estás hermoso", pensó al instante, sacudiendo su cabeza debido a sus obscenos pensamientos.

—Eh, sí, yo... ¡E-Está bien si solo tú te bañas, Taka-chan!

La expresión en el rostro del contrario hizo que el menor quisiera que la tierra lo tragara, el ceño de Mitsuya se frunció y una sonrisa juguetona se asomó reemplazando la boca cerrada de hasta hace un rato—Mmm, ¿está bien, supongo...? De todas formas, ¿has decidido qué quieres cenar ya?

Hakkai sintió que su respiración se cortaba en el momento en el que el mayor se acercó repentinamente a su cuerpo, provocando que el contrario dé un leve saltito en su lugar debido al susto de aquella acción. Tratando de respirar observó más de cerca el abdomen bien marcado de Mitsuya tragando saliva con dificultad. ¡Dios mío! Más que envidiar su abdomen, solo quería posicionar sus manos en él y remarcar cada uno de sus cuadritos con sus dedos—Oye, te estoy hablando...

—Abdomen—murmuró el más alto, recibiendo como respuesta una expresión de confusión en el bonito rostro de su superior.

—¿Qué?

Realmente había sentido todos los colores sentir a su rostro, también la sensación de calor y las manos sudadas.

—¡Q-quiero decir, con lo que tú quieras está bien para mí, Taka-chan!—y otra vez con lo mismo, poniendo al mayor por encima suya.

𝐓𝐓𝐒  | mitsukkaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora