Una tarde más en el café de siempre, en la misma mesa de siempre, aquella con vista al Paseo de la Libertad y rodeada de pequeñas macetas de cerámica, un grupo de amigas se reunía como casi todas las semanas. Eran pocas las veces donde todas estaban presentes, casi siempre faltaba una o dos. ¿La razón? La vida de cada una iba a diferentes ritmos, direcciones y sentidos. Ellas lo sabían. Aunque hubo un tiempo donde todas creyeron que dejarían se verse y se olvidarían pero tenían algo en común: su deseo por seguir unidas. Y así comenzó hace un par de años, no mucho después de que comenzaran la universidad. Se divertían, lloraban, gritaban, se molestaban, siempre los motivos siempre eran distintos. Había veces donde las anécdotas de una parecían monólogos fríamente calculados para hacer reír al resto, en otras, los relatos de rupturas con ex-novios o conflictos en el trabajo o la escuela hacían que la tensión subiera y terminaran ordenando cervezas o mandando mensajes que de ninguna sobria manera se decidirán a enviar.
El grupo no era pequeño, pero tampoco era grande. Era la cantidad justa, con las personas justas. Cada una aportaba maravillas con sus comentarios y personalidad. Aunque a veces sus diferencias causarán conflictos, el resto las incitaba a disculparse. Ganar una pelea con un motivo absurdo no era nada en comparación a su amistad, aquella que tenían años cultivando.
—Solo digo que eres una estúpida si aceptas —concluyó Daniela , mirando con desaprobación a Denisse.
—Ni siquiera lo conoces. ¿Cómo puedes juzgarlo tan rápido? ¿Qué no se supone que los maestros ven valores en Cívica y Ética? —se defendió Denisse.
—¿Y qué no se supone que los doctores deben tener pensamiento crítico? Te está usando. Es un manipulador y tú estás dejándote. Siempre caes en su papel de víctima.Daniela y Denisse discutían, como casi siempre que Denisse tenía un nuevo pretendiente. Una defendía su amor a capa y espada y la otra trataba de "hacerla entrar en razón". El resto de las amigas ya conocían el proceso: Denisse conoce a alguien, cuenta lo que el tipo hace, menciona las cosas que le parecen molestas o desesperantes pero sigue ahí, después pide las opiniones de sus amigas. Y como siempre nunca falta la que quiere que su amiga salga del pozo sin fondo donde se va a meter si continúa la relación.
—Él no se hace la víctima. Él tuvo infancia difícil y tiene una vida muy estresante.
—Y a ti nada más te quiere para desestresarse. ¡Tú misma lo dijiste! Dijiste que poco antes de que terminara con su novia, él te mandó un mensaje diciendo que ya no iban a ser amigos y que ya jamás volvería a escribirte. Y a las dos horas te llama para decirte que su novia o mejor dicho ex novia lo terminó porque es una tóxica esquizofrénica. Él siempre le echa la culpa a alguien más y jamás la tiene él.
—Bueno, si lo dices así sí suena muy mal —Denisse no lo pudo negar.
—Si ya terminaron su sesión... Queremos el pastel de chocolate, cuatro americanos, un capuchino y un café de olla —ordenó Paula por el resto de las chicas al joven mesero que, desgraciadamente, tuvo que presenciar la apasionada disputa entre las dos amigas.
—Gracias, Pau —agradeció Inés con una sonrisa.
—¿Cómo es la vida de nuestra querida contadora en ese despacho? —preguntó Frida.
—Me va bien. Cada fin de mes es una locura porque siempre llega más y más trabajo —suspiró Inés— y más ahora que el jefe se jubila y va a mandar a un interino. No sé quién es pero espero que al menos conozca la diferencia entre Gasto y Costo.Inés llevaba más de un año trabajando en Félix & Mendoza, uno de los despachos de contadores más importantes y respetados en la ciudad. Su jefe, el señor Mendoza, recibió la sacudida de los sesenta y un día cualquiera dio la noticia de que deseaba pasar el resto de su vida descansando y viajando junto con su esposa, la señora Félix. A pesar de la sorpresa del personal, los señores no dudaron en su decisión y dijeron que tardarían un par de semanas en encontrar un reemplazo.
—Susy, ¿cómo vas tú? —preguntó Frida con curiosidad brillando en sus ojos.
Susana decidió estudiar ingeniería mecánica, aunque en lo profundo de su pensar deseaba intentar la ingeniería biomédica; carrera que no existía en la ciudad.
—¿Cómo voy con qué? —respondió Susana con otra pregunta. A pesar de ser la que consiguió las notas más altas durante toda la preparatoria, era bastante distraída y se ponía nerviosa con facilidad.
—Con tu vida, Susy. ¿Cómo te tratan en la escuela, en tu casa, en tu trabajo? —ejemplificó Daniela con su habitual tono autoritario y cerrando con una sonrisa.
—¡Ahh! —se asombró Susana—. Pues bien —sonrió Susy con dulzura y sencillez.El resto de las chicas solo se miraron con sonrisas de resignación. Susana era increíble como escucha pero a la hora de hablar de sí misma, las palabras escaceaban.
—Aquí está su pastel y sus bebidas, damas —avisó el joven mesero cargando pesada una charola —.
Las mujeres le dieron las gracias y el ruido del taconeo nervioso de Daniela avisaba la bomba que dejaría caer.
—Enséñame otra vez la foto de Rogelio —solicitó Dany.
—Rodrigo —bufó Denisse con leve frustración—. Ten.Ya con el teléfono en mano, Daniela desnudó la galería de su amiga: fotos de los brazos de Rodrigo, de sus tatuajes, de su barba, de él usando traje, etcétera, etcétera. La expresión de Daniela rozaba entre la repulsión, aunque tratara de disimular su desagrado.
—Al menos podrías disimular tu cara de odio, Daniela –suplicó Inés.
—Parece que chupaste un limón —comentó Frida causando las carcajadas del resto de sus amigas.
—Bueno, bueno... Denisse, sabes que te adoro, pero yo, al igual que el resto del grupo, creemos que ese tipo no te conviene —confesó Daniela—.
—¿Tú sí crees que es un buen prospecto, verdad que sí Inés? — Denisse miró con esperanza a su amiga que solo le respondió con una sonrisa nerviosa y desvió la mirada hacía la calle—. ¿Tú que dices, Susana?
—Ay, es que eso de que te mande mensajes diciendo que eres lo mejor que le ha pasado y que eres la única persona con la que puede ser él mismo y que después te diga que solo quiere ser tu amigo y te tome de la mano y te bese pero siempre insista en que solo quiere ser amigo tuyo me dice lo basura que es —concluyó Susana, sorprendiendo al resto.
—Qué malditas —chilló Denisse.
—Te amamos —dijo Paula—, pero el tipo no es santo de nuestra devoción.
—Ni siquiera ha hecho el mínimo esfuerzo por conocernos —recalcó Frida—. Tampoco quiero conocerlo, para ser honesta. Pero eso demuestra que no quiere dejar rastros de su existencia en tu grupo de amistades.
—¿Se les olvidaron los filtros de comentarios en la casa o qué? —se quejó Denisse.
—Lo dejé al lado de mi "Me-vale-madres" —contestó Dany con cizaña.
—¡La cuenta, por favor! —pidió Inés con nerviosismo.

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Tardes de café
Novela JuvenilLa historia gira en torno a la vida de un grupo de amigas con personalidades increíblemente variadas. Acompaña a una en sus experiencias, altibajos, alegrías y en su búsqueda de sí mismas. Una historia tan real como el amor que les tengo a mis amiga...