Ciego

657 40 7
                                    


Caminaba a pasos a agigantados por la acera y las calles llenas de gente, revisaba a cada segundo el reloj en mi muñeca. Iba tarde, el hombre de ojos obscuros parecía querer arrojar a la gente a los lados para avanzar más rápido.

Le había prometido a Viktor que saldrían esa misma tarde y ya iba retrasado como mínimo una hora, sabía que el menor no le reclamaría y eso de cierta forma le hacía sentir mal, llego agitado a la puerta de su destino deteniéndose unos segundos a calmarse antes de tocar la puerta, la cual fue abierta por una chica de cabellos plateados cayendo por sus hombros y una sonrisa de burla, seguramente por la triste forma que estaba anudada la corbata que portaba, la muchacha sin pedir permiso deshizo el nudo para re hacerlo de nueva cuenta.

Al tenerla perfectamente anudada le soltó haciéndose a un lado para que pudiera pasar y así encontrar al chico que tanto deseaba ver ese día.
A la vez que la joven se retiraba, el moreno se acercaba cuidadosamente al platinado sentado en el extenso sofá frente la televisión, Jack sonrió ante esa imagen y al estar detrás de él empezó a hablar.

- Así que caricaturas -

Hablo mientras volteaba a ver los dibujos animados que se reproducían en la televisión.

- Anime Jack... anime -

Corrigió girando su rostro hacia el hombre detrás del sofá, Jack sabía que no podía verlo y al principio le sorprendía el incomparable sentido del oído del contrario, pero solo sonrió, dando la vuelta lugar donde el cuerpo de Viktor descansaba.

- Se que llegue tarde pero, ¿aún te apetece salir? -

Pregunto aunque ya conocía la respuesta que no era, ni fue, ni sería otra que un asentimiento de cabeza, Jack retomo su caminata hasta la mesa de centro recogiendo las gafas que de cierto modo odiaba, aunque el menor pedía con necesidad traerlas puestas gran parte del día, pero el detestaba no poder ver esos hermosos ojos azules, ese azul tan profundo similar al océano pacifico, pero sabía que era por el bien del menor y aún a regañadientes se las colocó.

Tomo su mano libre y caminaba llevando un ritmo algo lento para que el contrario pudiera maniobrar con el bastón negro ónix, salieron de la casa, caminando por las calles ya menos pobladas de garaje central, llegando hasta dicho lugar para así Jack poder recorger aquel Ferrari color rosa chillante, el consentido del mayor.

- El cielo está despejado, un azul claro se asoma entre la excesiva escases de nubes, la luz del sol es cubierta por el enorme rasca cielos que se ubica a unas cuantas calles, mientras un auto rosa espera que aborde -

El menor sonrió, para después con ayuda del mayor poder subir al auto mientras el dueño del mismo comenzaba a conducir.

- Las calles están casi desiertas, y las pocas personas que caminan por ellas avanzan lo más rápido que la gente y el cansancio en su cuerpo les permite tras una larga jornada, la carretera es libre, sin autos al rededor, sin ruido más allá de la fricción de los neumáticos contra el pavimento -

Viktor escuchaba con atención el relato de aquellos labios, sus ojos cerrados a pesar de ser algo completamente inconsciente lo disfrutaba, adoraba la forma en la que Jack se tomaba la molestia de narrar le todo lo que pasaba al rededor. Su noviazgo había empezado justo antes de aquel accidente donde los médicos no pudieron hacer nada para salvar su vista, y aunque se deprimió hasta el punto de no querer salir de la cama ni aceptar un bocado de alimento, aquel pelinegro siempre estuvo ahí apoyándolo día y noche, ayudándole a salir del agujero en el que se encontraba.

Los recuerdos volvían a su cabeza, sonriendo ampliamente, mientras el vehículo se detenía y de el bajaban ambos, para caminar, se quitaron los zapatos jugueteando entre ellos con pequeños empujones realmente inocentes, para seguir su rumbo, sintiendo la caliente y húmeda arena bajo sus pies, la brisa y las olas del mar rompiendo en la orilla de dicha playa.

Ambos se sentaron en aquel dorado polvo salado Viktor recostando su cabeza en el hombro de Jack volviendo a cerrar los ojos mientras el contrario rodeaba su cuerpo con su brazo sin separar la vista de la línea que daba límite a su visión de aquel color azul.

- hay gaviotas volando sobre el mar, las olas rompen soltando el sonido más relajante que se puede percibir, las pequeñas ventiscas de aire levantan ligeramente la arena que trata de escapar, mientras el mar, azul... azul tal como tu mirada, tan extenso e interminable... infinito es la palabra -

Volvía a narrar ahora acariciando con cariño las hebras plateadas del chiquillo de 19 a su lado, dejando un corto beso en la nuca de este mismo, el cual disfrutaba un día especial con aque hombre de 26 que se había robado su pequeño corazón o quizá fue al revés, pero no quería pensar en eso, queria saber el hoy y el ahora, estaban ambos en la playa escuchando los rugidos del mar mientras permanecían en aquella burbuja de tranquilidad que se había formado mientras Jack seguía narrando, por que al final del día Jack amaba contarle a Vik con lujo detalle lo que había a su al rededor y al menor le encantaba que esa voz tan característica del mayor le contara una historia que el podía imaginar, a pesar de que realmente se encontraba tumbado en la cama de un hospital, pero siempre con el mayor a su lado.

volkway (Pedidos abiertos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora