Sin Gasolina

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Era una familia despertando como todas las mañanas un viernes común entre las 8 a 9 de la mañana, el mayor de los hijos fue el primero en despertar desde las 7, no suele levantarse muy tarde, pero se arrepiente de ser el único despierto durante una hora jugando Plantas v.s. Zombies en su celular. La siguiente en abrir los ojos en ese día, es la madre de familia quien después de saludar a su hijo se pone a preparar el desayuno del día. Los otros dos miembros, los dormilones de la familia, el padre y el hermano menor se levantan aún más tarde, aunque más temprano de lo que acostumbran.

Su día comienza como siempre, la convivencia normal entre dos hermanos con palabras tranquilas combinadas con insultos y algún que otro empujón o pellizco. Mientras que los padres hablan bien y luego se echan en cara lo que no les gusta del otro: "ojalá cocinarás bien mujer", "si no te gusta, puedes hacer tú el desayuno, pero claro te quedas despierto hasta las 2 de la mañana por el alcohol para levantarte de malas", "si no te gusta mi estilo de vida, puedes irte de mi casa", "te recuerdo que como es tu casa, también es mía y de mis hijos", "ellos se pueden quedar, total, no se quejan como tú", "quien se debería ir eres tú pero a la cantina".

- Joven: Ya basta, ya basta, parece que no conocen otra cosa más que pelear.

- Padre: Tu madre es la que empieza recordando que soy un alcohólico.

- Madre: Tú eres el amargado al no querer desayunar lo que todos comemos.

- Joven (Irritado) Ahhhg, con ustedes es imposible llegar a un acuerdo.

El menor de los hijos sólo mira en un silencio ahogado al no saber ni que comentar. Pasan las horas y se ponen de acuerdo para ir a ver la casa de la madre que tienen al otro lado de la ciudad. Incluso a pesar de los malos ratos siguen siendo una familia unida en un ambiente extraño donde se mezclan las peleas y el cariño. Alrededor de las 12 de la tarde se alistan y se cambian para ir a la otra vivienda, cada uno a su manera sale de la casa mostrando que aún tienen salidas familiares. Suben a la camioneta Nissan tipo Pick Up del padre y salen del hogar, conduce hasta salir de la colonia a la carretera que lleva al centro de la urbe. - Tengo muy poca gasolina - dice al aire el padre.

El mayor de los hijos piensa que eso lo debió decir antes de pasar la estación de gasolina y no ahora que ya van rumbo al centro, igual piensa que no es la única gasolinera y no le toma importancia. El padre espera que su mujer tenga la iniciativa de pagar el combustible, así como él es capaz de llevarla a su casa, ella puede tener la decencia de pagar, ¿no?... Por otro lado, la mujer espera que su marido hable más, si, no tiene gasolina, pero ¿qué va hacer? sólo silencio. El chiquito de la familia sólo se pierde entre sus pensamientos queriendo llegar a casa de nuevo para jugar Black Ops en la consola de videojuegos. Después se rompe el silencio.

- Madre: ¿Por qué tienes poca gasolina?

- Padre: No lo sé.

- Madre: ¿Será por las clases de manejo que tenían?

- Padre: Es verdad, él dio vueltas y vueltas como por una hora, no me acordaba de eso.

- Joven: ¿Y no le has puesto nada desde que tomé el auto?

- Padre: Desde antes.

Pasan 1, 2, 3 y hasta 4 estaciones más pero nadie comenta nada, sólo juzgan a los demás miembros de la familia por no hacer absolutamente nada, pero con ironía ellos tampoco lo hacen. Pasan por un puente y la camioneta sigue su curso hasta llegar a la casa de la madre, revisan el lugar, las puertas, las ventanas, la cochera, el cuarto de arriba, el techo, las goteras, aprovechan que ha llovido para revisar que tanto se filtra el agua. No duran más de 10 minutos por la insistencia del padre de irse. - Claro, como no es su casa, no le importa - dice la mujer al aire y es escuchada por su hijo mayor, quien no piensa nada. El menor no dejaba de correr de arriba a abajo por los escalones de la casa. Con un cielo nublado regresan al auto y emprenden el viaje de regreso a casa, ahora cada quien en su mundo se concentran en lo que van a comer, ya se hace tarde y sus estómagos rugen por comida.

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