La Margarita [Harco]

[🌼] La Margarita - Parte 2

—Estúpida Colette, estúpida margarita, estúpidas sus especulaciones, estúpido seas, Potter... —murmuraba entre dientes al salir de la sala común, queriendo estar fuera de las asfixiantes paredes de piedra lo antes posible antes de que estás mismas terminarán por matarme— ¡AAhg! Me voy a volver loco. Enserio quieren que pierda mi preciado cabello por sus idiot...

Frene mis pasos casi de la misma forma que antes de salir del dormitorio. Lentamente, guarde la margarita con sumó cuidado en el bolsillo interno de mi túnica, pudiendo usar ambas manos para revisar mi cuero cabelludo.

Tomo alrededor de siete minutos hasta que pude darme el lujo de suspirar aliviado.

"Sabía que no habría de que preocuparse, mi cabello siempre está perfecto" pensé satisfecho para después volver me lo a acomodar.

Regresando mi paso hasta escaleras arriba, procuro antes que no hubieran estudiantes cerca. Al ser fin de semana la mayoría debían de estar afuera, incluso permaneciendo en sus salas comunes, por lo que no debería de topar me con nadie al subir. Había pensado tiempo desde el último altercado en mi contra y preferiría no tener otro pronto. Preferiblemente nunca, mejor dicho.

—Pensando lo ahora, estos altercados frenaron desde ese día en el que me reencontré con Zelda... —reflexione en voz baja mientras tanto subía, saliendo de a poco de las frías mazmorras.

Había asumido hace un tiempo que esto podría deberse a la reputación de la fuerza que Zelda posee. Por esto mismo, sigo sin comprender el porque ese asunto, si o sí, terminaba por volver a mi mente.

Sacudo mi cabeza en un intento de dejar aquél tema, ahora mismo, mi problema era otro.

Justo cuando me encontraba al pie de las escaleras, todavía teniendo la incógnita en algún rincón de mi mente, algo impacto fuertemente contra mi cuerpo, haciendo que por inercia me tambaleara peligrosamente hacia atrás de dónde había subido.

El grito que quería emitir fue prácticamente mudó.

"¿Enserio moriría así?" Fue mi único pensamiento.

Tan pronto me hallaba cayendo hacia el abismo y contemplaba mi vida pasar fugazmente frente a mis ojos, el agarré firme y rápido a mi muñeca ahuyentaron todo temor casi en el instante. Veía algo borroso a causa del terror de morir por lo que al cruzar se nuestras miradas, momentáneamente, no pude verle claro su rostro.

Más al parecer quien me salvó resultó ser un maldito bruto ya que en la fuerza que debió ejercer para jalar y apartarme así de las escaleras fue demasiada por lo que me ví cayendo me de nueva cuenta y está vez de verdad. La diferencia fue que, por lo menos, aterricé encima de su cuerpo y no contra mi posible muerte escaleras abajo.

El quejido que emitió, casi un gruñido, llegó a mis oídos desde abajo luego de finalmente convencer me de que no moriría.

—J-Joder... ¡M-Malfoy! ¿Te encuentras bien? ¿Estás herido?

Todavía no me encontraba en mis cinco sentidos por lo que apenas y había podido escuchar adecuadamente a la voz contraría. Lo único que oía de su parte, eran las aceleradas palpitaciones de su corazón al estar mi oído contra su pecho.

Demoró aproximadamente cuarenta y seis segundos en elevar mi cabeza lo necesario para verle su rostro. Debía de estar enloqueciendo, porque estaba seguro de reconocer dicha voz; la reconocería aún en medio de un bullicio de magos y brujas en las tres escobas.

Me levanto de su pecho como si este quemará aunque todavía me mantengo encima suyo, teniendo mis manos agarrando de sus hombros y mis piernas a cada lado de su cuerpo.