El elevado apetito sexual de Dio no es un detalle menor a tener en cuenta y es que ser vampiro esta fuertemente ligado a eso, algo tan banal como beber sangre humana es, en cierto punto, erótico. El ritual de seducción que se emplea para comprar ese consentimiento tiene un mensaje subyacente cargado de erotismo, orgías que terminan en festines de sangre, besos con gusto metálico, cuellos marcados y una larga lista de pequeñas acciones con tintes sumamente sexuales.
Jonathan ya estaba acostumbrado a estas cosas desde que eran jóvenes, había épocas donde todos los días veía a alguien nuevo abandonar la habitación del rubio, sin contar las múltiples noches de estudio interrumpidas por gemidos provenientes de su habitación y hasta hubo ocasiones donde tuvo que cubrirlo de su padre y es que George no podía enterarse que su favorito llegaba tarde a casa por estar haciendose un festín con los muchachos del equipo de rugby.
Al principio lo veía como promiscuidad, pero a medida que iba creciendo (y teniendo en cuenta el incidente de la máscara), dejó de ver estos actos con lujuria porque mas allá de la personalidad provocativa y seductora de Dio, el tenía que alimentarse, sobrevivir. Y que mejor que usar sus atributos para conseguir comida.
Los años fueron pasando y su rivalidad llegó a su fin, con el vampiro confesando de muy mala manera que le guardaba cierto cariño y respeto. Jonathan dejó a su prometida para irse con él y allí es cuando conoció en profundidad su vida nocturna.
Al principio le molestaba pero no decía nada, sabía que necesitaba la sangre pero le destrozaba escucharlo intimar con alguien más. Poco a poco Dio fue dándose cuenta de esto, cuando regresaba a la habitación que compartían, odiaba ver las lágrimas secas en el rostro de su amante y odiaba aún más encontrarlo con las manos cubriendose las orejas. Si bien el realizaba todo este ritual de alimentación en otra habitación y no pasaba la noche con sus víctimas, se dió cuenta que no era suficiente.
Se puede decir que con el tiempo fue abandonando esos hábitos alimenticios por desición propia, reemplazando los cuellos por bolsas plasticas provenientes del banco de sangre. Lo que era cotidiano pasó a ser algo meramente casual, sabía que no estaba obligado a preguntar para hacerlo pero de todas formas lo hacía y siempre invitaba a su amante a participar por más que este siempre rechazara la propuesta con un delicado beso en los labios y un "alimentate bien esta noche" acompañado de cierto tono de tristeza.
Por supuesto que Dio lo compensaba, siempre lo hizo. Cada vez que termina un banquete, se bañan juntos como una forma de purificación, como dejando atrás los actos impuros que había cometido con otras personas, esos baños estan repletos de caricias y besos sumamente delicados que terminan en la cama con la union de sus cuerpos, unión que hacen a través del amor y la pasión, no del hambre y la lujuria.
Cada cierto tiempo, Jonathan se ofrece como alimento, el vampiro siempre se muestra reacio pero termina cediendo, sabe que es la forma que su compañero tiene para sentir que forma parte de su de vida. Y hoy era uno de esos días, de esos donde Dio se deja aplastar contra el colchón y rueda sus ojos hacia atrás culpa de la sobrecarga de placer, pechos llenos de marcas y uñas afiladas cubiertas de esmalte negro dejando marcas en una espalda tonificada.
Dio se encuentra de espaldas con su rostro enterrado en la almohada tratando de ahogar sus gritos de manera no tan eficaz mientras lo embisten con fuerza por detrás. Cuando se levanta a tomar aire puede ver como pequeñas gotas de sangre manchan la tela blanca producto de morder sus labios con tanta intensidad, la sangre es acompañada de lágrimas que se deslizan por su rostro culpa del abrumador placer que sucumbe todo su cuerpo.
-Q-Quiero verte- larga con dificultad.
Jonathan se cierne sobre el dandole un tierno beso en la mejilla para luego voltearlo, le limpia las lágrimas con su pulgar depositando besos en las áreas mojadas mientras su pelvis mantiene un ritmo lento y suave pero con algunas embestidas duras. A este punto los ojos de Dio brillan en ese amarillo intenso, sus uñas más afiladas que antes rompiendo el endredón cada vez que su cuerpo se contrae, y sus colmillos tomando el largo ideal para morder. Ante esto, Jonathan levanta el cuerpo de Dio atrayendolo a su pecho para cambiar de posición.
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El precio del amor // jonadio
FanfictionEl elevado apetito sexual de Dio no es un detalle menor a tener en cuenta y es que ser vampiro esta fuertemente ligado a eso, algo tan banal como beber sangre humana es, en cierto punto, erótico. CREDITOS DEL FANART: すな (pixiv id 9990891) LINK AL PE...