𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 1─𝑹𝒆𝒈𝒓𝒆𝒔𝒐

119 14 0
                                    


Los fuegos artificiales no paraban de sonar en el cielo negro de la noche; era una noche hermosa, sin contar lo sucedido.

— Leonardo —dice un hombre, el rubio estaba notoriamente nervioso—. Necesito hacerte unas preguntas.

— ¿Qué pasa? —dice Leo.

— Necesito que me cuentes qué pasó esta noche. ¿Qué ha ocurrido?

El rubio estaba sentado dándole la espalda al lago y de frente al inspector, pero no le miraba a los ojos.

— Leonardo —dice el hombre caminando hacia el chico—. Tranquilo, todo va a salir bien.

✶⊶⊷⊶⊷❍⊶⊷⊶⊷✶

Meses Antes

Desde que Lucrecia se fue del país y no se supo nada de ella, la vida del cubano no ha sido igual. Desarrolló una obsesión compulsiva con Lucrecia; en cada esquina y al ver a una morena, pensaba que era ella. Estuvo tratándose durante estos dos años, intentando llenar el vacío que dejó la mexicana. Se refugiaba en el trabajo; ya no parecía un adolescente de diecinueve años. No salía a fiestas, y cada vez que intentaba tener una novia, no podía, ya que solo pensaba en ella.

Después de tantos años, regresó a España por un asunto de negocios, aunque más bien su hermana lo convenció para que ambos fueran de vacaciones.

— Hermano, mira —dice su hermana enseñando su teléfono—. Todavía hay plazas para este curso en las Encinas.

— ¿Para qué querríamos hacer eso? —pregunta, con cierto desinterés.

— Podríamos aprovechar para distraernos un poco y, quién sabe, tal vez Lucrecia decida regresar —sugiere su hermana, con un toque de esperanza en la voz.

— No creo que eso suceda, y mucho menos que Valeria decida acompañarla. Probablemente esté en algún bar de Chile drogandose  —responde Leonardo, con un tono frio y sin medir el peso de sus palabras

— Gracias por tus palabras —dice ella, levantándose del sofá—. Y ya nos inscribí, mañana empezamos.

— ¿Qué hiciste qué? —dice él, lanzando su teléfono a un lado.

— Tienes que volver a ser un adolescente y no un viejo —dice ella.

— Me tengo que ir —dice él, agarrando su teléfono y el chaleco de su esmoquin.

Él va hacia la casa de la playa. Al llegar, se para en la orilla sin zapatos y comienza a navegar en su imaginación, viendo lo feliz que era con su morena en ese lugar.

Luego da media vuelta y se sube a su auto.

— Tengo que cerrar esta etapa —dice el rubio con lágrimas en los ojos.

El rubio iba conduciendo rápido pero con cuidado hasta llegar a un lugar algo inesperado.

Leonardo estaba parado frente a la mansión Montesinos, mirando, contemplando y recordando cuando llegaba a buscar a Lucrecia para llevarla a una cita. El rubio sonríe con nostalgia y se le cae una lágrima de los ojos.

En ese momento, escucha un auto llegar, así que se sube a su coche y observa el auto entrar en la mansión. El rubio, algo intrigado, sale de su auto y mira a través de la cerca, y ve lo inesperado: un niño de aproximadamente 2 o 3 años bajando del auto.

— Es imposible que hayan vendido la casa y que Renato no me avisara —este sigue mirando y en ese momento ve bajar a una chica, era morena y con una estructura física igualita a la de Lu, pero no se le distinguía la cara por unas gafas de sol oscuras—. Es idéntica a mi Brujita —murmura para sí mismo.

La chica se quita las gafas y el rubio abre los ojos de par en par.

— Es ella.

En ese momento, del auto inmensamente grande baja otro joven con el pelo rizado que debe ser Valerio, el señor Montesino. Luego, un joven más o menos de 24 o 25 años, se acerca a la Morena y la besa.

— ¿Qué coño?

El rubio se queda perplejo ante la escena que tiene delante.

𝓪𝓵𝓵 𝓸𝓯 𝓷𝓸𝓽𝓱𝓲𝓷𝓰 ✯𝓔𝓵𝓲𝓽𝓮✯ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora