Una persona especial

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Caminaba, la serenidad de la noche no era más que una ilusión para los habitantes de una ciudad. Trotaba, el aullido de los autos y el transporte público golpeaba sus oídos con trozos de realidad. Corría, porque no sabía qué más hacer; quería huir, quería escapar; deseaba dejar de existir por esa noche. Tal vez por siempre.

Con el corazón vibrante a punto de escapar de su pecho evitó mirar atrás. No se detuvo, ni cuando escuchó una voz conocida clamar su nombre, ni cuando sintió el roce metálico de un automóvil.

¿Tanto lo deseaba?, ¿qué era lo que deseaba? No lo sabía. Y correría hacia la respuesta, donde fuera que lo llevase.

Pobre ingenuo.

"¡Guren, basta! No conviertas esto en un problema mayor".

"Sabías que algo así podría pasar, no vengas a quejarte ahora".

"Lo de Guren es una lástima, ¿no creen? el chico se veía muy prometedor".

"No fue tu culpa".

No quería escuchar ninguna de esas palabras, todo era hipocresía al fin y al cabo. Pero seguían repitiéndose en su cabeza, una tras otra, una y otra vez.

"Si continúas jugando probablemente no puedas recuperarte".

—¡¿Por qué?! —Finalmente dejó que su grito escapara, al mismo tiempo, caía.

No podía creer lo mucho que su suerte se divertía jugando con él. Allí, sobre el suelo se encontraba el grandioso Guren Ichinose, la fresca promesa del básquetbol, con un brazo roto y ahora, con la cara y rodillas raspadas. Aunado a lo anterior, el joven no tenía la menor idea de su ubicación; al principio no consideró la distancia o la dirección y ahora comenzaría a arrepentirse.

No podría haber ido muy lejos, pensó. No obstante, cuando quiso mover sus piernas para asegurarse de no tener nuevas lesiones descubrió esa molesta sensación de cansancio. Suspiró.

Todo parecía increíble, ya que hasta un par de días atrás él era portador de la atención en las canchas, y sin embargo, ahora con esa lesión no iría a ninguna parte. Todos sus animadores revelaron la falsedad de su lealtad, ya no era importante para nadie, nadie le necesitaba. No era nada.

Tal vez sería mejor si desapareciera...

Y se habría quedado en el suelo algunas horas más lamentándose, pero dormir a la intemperie no era buena idea. Se tomó un momento más para respirar, y con un pequeño esfuerzo se puso de pie para después recorrer su entorno con la mirada: la vegetación parecía mucha para el ambiente de una ciudad, seguramente se encontraba cerca de un parque japonés. Avanzó un par de cuadras más para confirmar sus sospechas, así que tal vez podría hallar refugio cerca.

Oscuridad. Cómo era posible que el alumbrado fallara tanto en un lugar como ese, y el cielo nublado no le ayudaba. Avanzó, y avanzó por un claro, hasta que sin darse cuenta se vio entre una arboleda.

—Maldición, Guren, sí que lo hiciste esta vez —se quejó en un murmuro cuando estuvo cerca de tropezar. Era un poco extraño para él verse rodeado de tantos árboles—. No recordaba que en los parques hubiera tantos árboles...

Tal vez debió ser mejor observador.

"I don't wanna die or fade away, I just wanna be someone..."

Una voz lo sacó de su ensoñación, o al menos creyó escuchar una a lo lejos. Normalmente no suele ser el tipo de persona que va por ahí metiéndose en los asuntos de los demás, mucho menos cuando no sabe siquiera si es algo seguro o certero, pero esta ocasión es distinta. No lo admitiría, pero llevaba rato de haber perdido el camino de vuelta y la noche se estaba tornando fría.

Una persona especial - [GureShin - OnS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora