Suna tiene un secreto que solo Osamu Miya conoce para su suerte, aunque no sabe si buena o mala.
Osamu Miya queriendo ayudar, termina por organizar unas vacaciones con su ex equipo de vóley de preparatoria en una casa que tienen los gemelos en el ca...
Esta historia trata temas como problemas mentales, depresión, abuso psicológicos y físico familiar, suicidios, dependencia emocional, se narran algunas pocas escenas con sangre, que se habla hasta cierto punto detalladamente de esta e igualmente con autolesiones, pensamientos autodestructivos y cosas relacionadas.
Este fic no es recomendado para gente menor de 13 o 14 años y tampoco para quienes sean sensibles a este tema.
Con el fic no espero ni busco ofender a nadie ni tratar de ridiculizar a ningún tipo de actitudes, personas y/o enfermedad.
Si aun quieres leer, espero que disfrutes de la lectura y gracias por estar acá.
Los veo al final donde dejare pequeñas notas sobre la historia.
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—Osamu...
—¿Mm?
—Me estoy cansando...—Y un silenció terriblemente se apodero del lugar, matando la alegría y tranquilidad que sentía en el momento
[. . .]
—No tienes que hacer esto, Osamu...—Murmuro una vez más de forma cansina Suna que se apoyaba sobre el marco de la ventana del auto en que viajaban.
—¿Sigues con eso?—Rechisto el gemelo menor mientras conducía por un camino que estaba rodeado de hermosa naturaleza.
Suna solo quedo en silenció y miro la pantalla en negro de su teléfono, se fijo en su reflejo un segundo, el cual acariciaba con el pulgar. Su mente se desvió a la manga de su polerón que llegaba hasta un poco más allá de su muñeca, poco después de la subió hasta que cubrió la mitad de su mano.
Su mente volvió a prestar atención al paisaje, aunque su pulgar (Ahora tapado por la manga algo ya gastada) tocaba la punta del dedo incidente, teniendo de por medio el pedazo de tela el cual acariciaba con suavidad.
—¿Cuánto falta?
—Una media hora.
—¿Has venido antes?
—¡Pero si te he contado que con mi familia venía para acá!—Rintaro frunció el ceño.
—¿Has venido antes tú solo conduciendo?
—No...—Farfulló en voz baja tratando de evitar mirarlo hasta por el rabillo del ojo—¡Pero recuerdo perfectamente como llegar!—Se defendió volteando su rostro a Suna aunque sus ojos seguían en el camino.
El más delgado no hizo más preguntas y siguió volando entre nubes y nada.
