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¿Y si él quiere a Ken no a Barbie? ¿Por qué él debería pedir perdón?
Ken Not Barbie | Kate Gill

Naruto se encontraba leyendo un libro mientras tenía sus pies metidos en una bañera para bebés —que resultaba ser suya en sus tiempos mozos— con agua caliente

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Naruto se encontraba leyendo un libro mientras tenía sus pies metidos en una bañera para bebés —que resultaba ser suya en sus tiempos mozos— con agua caliente. Restregaba sus pies uno con el otro, una sonrisa estaba clavada en su rostro y sus ojos seguían palabra por palabra la lectura que estaba disfrutando. Días atrás que había ocurrido lo de Sasuke y sin pensarlo pasó por la casa de Sai, se había quedado a dormir ahí y el pobre chico estuvo casi toda la noche buscando una manera de consolarlo. Lo había conseguido, a decir verdad, ya no sé sentía tan mal, pero le seguía doliendo.

—¿Qué estás leyendo? —la suave voz de su madre penetró en sus oídos. El chico alzó la vista para ver a su progenitora colocando una silla delante de él, llevaba una toalla con ella y una sonrisa en la cara.

—Uno de los libros de Ero-sennin —el rostro de la mujer cambió y miró rápidamente la portada, pero el libro estaba forrado con papel de regalo, así que no podía comprobarlo.

—¡Naruto, sabes que no puedes leer eso! —se quejó la mujer quitándole el libro a su hijo y golpeándole con él en la cabeza.

—¡Pero mamá! Ya tengo mis dieciocho años —se quejó el chico mirando a su madre con reproche.

—Ah-ah —añadió la mujer con negación—. Sigues viviendo bajo mi techo —el rubio rodó los ojos, conociendo ya esa frase—. ¡No hagas eso! —la mujer volvió a darle con el libro—, además nunca encontrarás a una mujer decente si lees esas cochinadas —el rubio se mordió el interior de su mejilla izquierda—. ¿Tienes algún interés?

—Si así fuera, tampoco te lo contaría, mamá —se quejó arrebatándole el libro—. La espantarías como lo hiciste con Tenten —murmuró, pero fue perfectamente escuchado por su madre.

—¡Es que es una chica muy rara!

—Tenten es una chica muy dulce, alegre y humilde —rebatió el rubio mirando a la pelirroja con algo de cansancio—. ¿No estábamos aquí para que me hicieras el cuidado de mis pies?

—Pues bien, saca tus patas de allí, puberto maleducado —Naruto soltó un suspiro y sacó su pie derecho para ponerlo encima de la toalla que su madre se colocó en las rodillas.

—¡Llegó por quien lloraban! —ambos alzaron la vista para ver a Minato entrar por casa, el hombre llegaba con una gran sonrisa en el rostro.

Naruto se preguntaba muchas veces cómo podía ser que él fuera tan feliz, cuando Tsunade estaba siempre que se tiraba de lo pelos y con muchas ganas de jubilarse de una vez. Suponía que todo el trabajo pesado caía sobre ella, pero según Kakashi le había comentado, tenían el trabajo muy bien repartido.

—¡Hola, papá! ¿Qué tal tu día?

—Bien... —comentó mientras tomaba un vaso se agua y dejaba en la mesa, para acercarse al sofá y sentarse al lado de su hijo—, ¿Cuándo pensabas decirme de tu misión para convertirte en Jounin? —soltó de la nada.

Tan Sólo Tú | ItanaruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora