Capitulo Treinta y nueve

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JungKook suspiró, mientras su vista estaba fijada en la ventana, no sabía porque su Hyung lo citó en la cafeteria que frecuentaban, estaba algo ansioso debia de admitirlo, pero en serio que ya se estaba empezando aburrir en esperar a su Hyung.

–JungKook... –la voz tan dulce y suave de Wendy lo puso los pelos de puntas.

Giro su rostro a la pelinegra que se encontraba parada en frente de él.

Luego giró a su entorno para verificar si no era de esas ridiculas bromas de los realities shows, que anunciaban en la televisón.

Al ver que la chica tomó asiento en frente de él, se tenso, aún se sentia dolido por lo que la chica le hizo pasar, aún más con cierto rubio que empezaba a odiar.

–¿Que haces aqui? –preguntó indeciso en saber la repuesta, Wendy desvío la mirada con unas enormes ganas de llorar, el hecho de que el chico le fuera indiferente.

Le oprimía el corazón de la culpa que cargaba, carraspeo para tratar de hablar sin que la voz se le escuchará algo rota.

–Kookie, de verdad que solo vine a disculparme contigo. Y quiero que me escuches, de verdad lo lamento, lamento mucho el mal rato que te hice pasar, pero yo realmente anhelaba estar contigo en esa cita, no quiero que pienses mal de mi, porque realmente me duele tu indiferencia, tú me importas y mucho –Wendy contuvo la respiración para evitar llorar, JungKook no apartó la mirada de la chica.

Su corazón se acelero por la sensación de calidez al escuchar la frase "Tú me importas y mucho" se escuchaba tan real y bien que oírlas nuevamente no le haría tan mal.

Como podría estar enojado con aquella chica que solo hacia que su corazón se acelerará, que hacia sus manos sudar por los nervios y sus mejiolaa sw tornaban en rojo carmín por aquella preciosa sonrisa que siempre le mostraba la chica.

Wendy era su todo, era algo imposible no perdonarla si te tienen como un loco enamorado, asi como él lo estaba de ella.

Tomó la mano de la morena, la pelinegra lo miró fijamente con un semblante triste.

–Te perdono, porque también eres importante para mi... –susurró, Wendy sonrió encantada para terminar de entrelazar sus manos...

 –susurró, Wendy sonrió encantada para terminar de entrelazar sus manos

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