carta 9

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Inglaterra Londres, marzo 1995.

Querida Estrella.

La tan esperada cita para tomar el té de Lady Charlotte ha llegado, en la mansión nadie podía esconder el nerviosismo por mostrarse perfectas ante la familia Armitt, ya que no eran una familia cualquiera en la alta sociedad. Desde muy temprano de la mañana nos hemos estado arreglando para la ocasión, cuando le conté a Anasttasia sobre la invitación me sorprendió gratamente al decirme que ella también había sido invitada, por lo que llegamos a la conclusión de que un pequeño número de damas de la élite fueron invitadas.

De mi parte los nervios no me han abandonado, deseo causar buena impresión ante la familia y sobretodo ante Lady Charlotte. Entre vestidos, cotilleos y nervios se nos pasó la hora, en un momento vino a mi cabeza la flamante idea de mostrarme descompuesta para de ese modo, evitar ir. Ni tiempo tuve de pensarlo porque tía Betty me llevaba a rastras hasta el auto.

Cuando llegamos a la gran mansión me detuve un momento para admirar la hermosura que esta gran obra ofrecía a sus espectadores, había visto de lejos esta casa al pasar por esta calle todos los días en mi adolescencia para ir al instituto, se encontraba entre las casas más costosas de Londres, anteriormente perteneció a un conde que se declaró en banca rota a finales de 1990, la última noticia que escuché sobre él fue que huyó a Escocia con una amante dejando a su esposa y dos críos a merced de la vida. 

Un criado se acercó a nosotras y nos dio la bienvenida a la gran mansión Armitt, Ana y yo cruzamos juntas el gran portón, anteriormente coincidimos en la entrada, de camino a la puerta principal un enorme rosal de rosas blancas decora los costados del sendero. Anasttasia de inmediato alabó el cuidado y estado de las plantas, al entrar a la casa casi me siento como en el palacio real, todo en el lugar lucía tan perfecto que parecía irreal que un lugar así existiera, el olor a galletas aturdió mis sentidos y el hambre por no ingerir nada desde bien entrada la mañana empezó a pasarme factura.

Fuimos guiadas hasta el jardín en donde nos esperaban ansiosas un grupo reducido de mujeres, Lady Charlotte fue la primera en saludarnos y darnos la bienvenida mostrándose como una excelente anfitriona, me senté y sin esperar más tiempo ingerí gran parte de los bocadillos dispuestos en la mesa mientras saludaba a todas las mujeres en la estancia. Martha la hija de un teniente muy respetado preguntó sobre mi trabajo por lo que mis nervios pronto se vieron disipados, mi madre mostraba gran entusiasmo mientras entablaba una conversación con lady Charlotte sobre la tela de los vestidos que usamos en el baile de los Evans, lady Charlotte escuchaba a mi madre concentrada  y serena, tía Betty y la madre de Ana hablaban animadamente con una sobrina de lady Charlotte, me permití relajarme un rato y bajar la guardia.

El tema siguiente fue las tan esperadas bodas de oro de los abuelos Russell y la decoración que estaba a manos de Anasttasia, no es hasta entrada la hora de irnos que Celestine Collen hace la pregunta que tanto ansiaba preguntar y por verguenza no me atreví, ¿Dónde estaba Malcolm? Entristecí con la contestación de lady Charlotte, padre e hijo se encontraban fuera del país por negocios, la buena noticia es que regresarían pronto. Hablé un rato con lady Charlotte intentando ocultar que la noticia del viaje de su hijo alteró mis emociones. Faltando unos pocos minutos para acabar la reunión la señora Armitt cerró con broche de oro la tarde al dar la noticia de la ruptura de su hijo y su novia, la sorpresa inundó mi rostro y llenó de felicidad a la mayoría de las señoritas presentes, lo que significaba que podría intentar tenerte para mí sin sentir culpa por alguna relación rota a costa de mi felicidad.

Al terminar la velada agradecí a nuestra anfitriona por el té, las galletas y los exquisitos bocadillos, nos despedimos no sin antes prometer que pronto llegaría la invitación a nuestra fiesta de té. Más tarde en casa, mi madre comentó lo feliz que se sentía porque lady Charlotte le confió el secreto de que era una de las mejores señoritas de la alta sociedad agregando que me tenía en alta estima.

En la noche no dormí pensando en la oportunidad que tenía con Malcolm Armitt, armé en mi cabeza un futuro a su lado, que equivocada estaba al pensar que lo cuentos de hadas existen...

Att: La Sincera Carlotta.

Att: La Sincera CarlottaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora