#2

10 1 0
                                    

Bien podría haber sido una mañana cualquiera, pero no, hoy sería mi primer día en un lugar desconocido: la preparatoria. Es de suponer que pasé la noche dando vueltas en la cama, llena de nervios por mi primer día de escuela; el primer día de mi primer semestre, supongo que será divertido ¿o no?

Salí de la cama y me preparé como de costumbre, estaba lista para irme una hora antes de la hora de entrada; estaba sumamente nerviosa puesto que sabía que sería difícil encontrar a alguien que ya conociera o tal vez lo vería a él... quien sabe. Mi madre me vio, acababa de despertarse.

-¿Ya estas lista?- preguntó algo adormilada.

-Sí.

-¿Ya desayunaste?- se frotó la frente y tapó un bostezo con su mano.

-Sip, un poco de cereal.

-¿Te irás tan pronto a la escuela?- se fue a la cocina, se veía más despierta.

-Mmm... Aún no.

-Entonces puedes ir recogiendo tu cuarto y ¿podrías levantar a tu hermano?

-¡Levántate enano!- grité tocando la puerta del cuardo de mi hermano, tiró una almohada a la puerta y gruñó.- ¡Ya es tarde niño! Acuérdate que te tienes que bañar.- me dirigí a la cocina y paré en el puerta.- Listo, ahora tengo que irme.

-Esta bien, pude haberlo levantado yo en ese caso. Te cuidas, que te vaya bien.- me besó en la mejilla y me abrazó.

-Oki, hasta la tarde.

 Llegué hasta la puerta, sonará demasiado exagerado pero mi estomago comenzó a revolverse, los nervios se convirtieron en nauseas, por suerte lo del cereal era mentira, la idea de llegar a ese lugar un tanto desconocido era algo aterradora puesto que no conocía a nadie y la idea de intentar adaptarme de nuevo no era algo muy... por decir así, alentador. Abrí la puerta y comencé mi camino a la preparatoria. Los nervios fueron creciendo y la poca confianza que tenía se fue desvaneciendo a cada paso; mis pasos se acortaron y en más de una ocasión intenté regresar a casa como un pequeño infante asustado por su primer día en el jardín de niños, necesitaba un abrazo de mi madre y sí ya estoy grande para esas cosas per un poco de apoyo no esta nada mal nunca.

Justo una cuadra antes de llegar a mi destino mi estómago se retorció hasta volverse un nudo, sentía unas nauseas insoportables al ver a tantos adolescentes fuera de la preparatoria; unos reían, otros se saludaban, se podía ver el grupito de huecas  y el de los idiotas, ah ya divisé a los frikkis. Oh preparatoria, quizá sea como un espectáculo de circo; habrá que ver si seré parte del show o solo parte del público. Mientras estos pensamientos colmaban mi mente escuché una voz bastante familiar gritar mi nombre, perdida entre el mar de gente vi agitarse una mano y logré reconocer entonces la voz, era Melissa, una ex-compañera de secundaria. Me preparé para recibirla con una gran sonrisa al ver que se acercaba.

-Hola, Mel. ¡Cuánto tiempo!- De seguro menos de dos meses, pero qué importa, esa es la manera en la que esperaba ser recibida.

-Hola, Dash. Lo sé, el timpo vuela. Apenas ayer éramos un par de niñas en una secundaria y ahora somos un par de señoritas en la preparatoria.- Suspiró, estaba emocionada al parecer.

-Jaja. ¿Niñas? Habla por ti.

-Oye, calla. Eres más vieja que yo.

-Oh, perdona, pequeño embrión, feto a medio desarrollar.

-Ya pues. Tu entiendes a lo que me refiero. ¿No extrañas la secundaria?- Oh claro que la extrañaba, gente estúpida, rumores, chicos idiotas y sentirme como un descendiente de Jar Jar; claro que extrañaba todo eso.

-Jaja, bueno, tal vez un poco.- Mentir es un poco más fácil que explicar el porqué de las cosas. Sonó el timbre, hora de entrar y conocer a gente que probablemente termine odiando. Es hora de comenzar con la táctica fantasma que consiste en pasar desapercibida.- Es hora de irme Mel, ni siquiera sé en qué salón estoy o que clase me toca.

-Esta bien, cuídate. ¿Te veo después?

-Si no me desmayo, sí.

-Qué graciosa.

-Jaja, lo sé, seré comediante algún día.- Me despedí de ella con un gesto de mano y di media vuelta para dirigirme hacía la pared donde había un tablero con las listas de alumnos y horarios de clase con aula asignada. Tardé un poco para encontrar a mi grupo puesto que ni siquiera conocia las instalaciones. Llegué a un salón medio vacío, había un maestro y un grupito de chicas sentadas al frente hablando; entré despacio y me senté al final de la primera fila, hasta ahora la táctica fantasma funcionaba.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 25, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Dasha.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora