𝗜. 𝗕𝗔𝗖𝗞 𝗛𝗢𝗠𝗘

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HARRY


London, England.
Present Day.

Un ligero ronquido me recuerda que no estoy solo. La pesadez de un cuerpo tirado me pone en marcha inmediatamente. El perfume rancio de un día viejo perdura en el aire y en mis sábanas.

Las cortinas están recogidas, el sol está brillando a través de la gran ventana que me provee la mejor vista y privacidad.

Girándome, hay un rostro que no recuerdo. Un rostro que no posee nombre en mi memoria o en cualquier recuerdo vivido de cómo terminó ella en mi cama de hotel.

El cabello marrón me dice que no me molesté en conocer su nombre o preguntarle cuál era su bebida favorita. Garantizaría que nuestra conversación fue entre miradas, manos y labios solamente.

Solo hay un color de cabello que puede hacer que mi corazón lata, y marrón no lo es. Tampoco lo es rojo. Los ojos también. Nunca verdes. Tienen que ser celestes o azules, pero nunca verdes.

Esto no es un espiral descendente o algún efecto inducido por las drogas en el momento. No consumo drogas, nunca lo he hecho, quizá tomé excesivamente en ocasiones como la noche anterior. Este soy yo afrontándome con mis fallas y errores. Puede que sea exitoso cuando estoy en escena, pero en la noche estoy solo.

Alcanzo mi teléfono para ver la hora. En vez de eso voy a la galería que lleva a su imagen, mi meñique deslizándose sobre su rostro. La veré cuando vaya a casa y no sé qué diré.

Sé que ella me odia. Me odio. Arruiné todo. Eso es lo que su mensaje de voz decía. Aquel que he tenido guardado por los últimos diez años.

Aquel que transfiero de teléfono a teléfono solo para poder oír su voz cuando estoy en mis peores momentos. Puedo recitar cada palabra llena de odio que ella me dijo cuando estaba demasiado ocupado y nunca encontré el tiempo para llamarle, o devolverle el mensaje.

Nunca encontré un segundo para llamarla y explicarle lo que había hecho para nosotros.

Ella era mi novia y la dejé escabullirse de mis dedos solo para salvarme a mí mismo del dolor de escucharme decir que ya no la quería.

Mi decisión lo destruyó todo.

Mi compañera de cama se acerca y me acaricia el brazo. Me alejo rápidamente. Ahora que estoy sobrio, no tengo deseos de tener nada con esta persona.

—Harry —dice en su seductor tono que suena como un bebé. Cuando una mujer habla así hace que mi piel se tense.

¿No ven que las hace sonar ridículas? A ningún hombre con buen juicio le gusta eso. No es sexy.

Envolviendo en la sabana en mi cintura me siento balanceando mis piernas sobre el borde, lejos de ella y de su errante mano. Mi espalda se tensa cuando siento que la cama se mueve. Poniéndome de pie, jalo la sabana para mantenerme de alguna forma cubierto. No debería importarme, pero lo hace. Me ha visto en la oscuridad, pero no permitiré que ella o su cámara den otra mirada.

—Estoy ocupado —mi voz es tajante y de un tono monótono muy practicado—. Josh el conserje, se asegurará de que tomes un taxi.

Me duermo a propósito mirando hacia el baño para no mirarlas nunca cuando les digo que se vayan. Es más fácil así, sin emociones. No tengo que ver sus rostros y ver como la esperanza desaparece. Cada una de ellas espera ser la que me domestique, la que me haga comprometerme. Eso no va a pasar.

𝗦𝗜𝗠𝗣𝗟𝗘 𝗠𝗘𝗦𝗦, 𝗁𝖺𝗋𝗋𝗒 𝗌𝗍𝗒𝗅𝖾𝗌 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora