Capítulo Único

641 96 103
                                    

Hace mucho, mucho tiempo, en el reino de Yokohama, el rey Fukuzawa anuncio el nacimiento de su hijo, lamentablemente la madre ofreció su vida a cambio de dársela al pequeño por lo cual solo el rey estaba presente

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Hace mucho, mucho tiempo, en el reino de Yokohama, el rey Fukuzawa anuncio el nacimiento de su hijo, lamentablemente la madre ofreció su vida a cambio de dársela al pequeño por lo cual solo el rey estaba presente. Un pequeño y tierno bebé de ebras rojizas con sus ojos cerrados al cual nombraron Chuuya, descansaba en la cuna real, ni modo que fuera de mentira digo-, el rey para celebrar invito a todo el reino menos al maléfico brujo del bosque, porque ¿Quién querría un brujo de magia oscura en la celebración de su pequeño? Obviamente nadie, así que la explicación está de más.

Organizó una gran fiesta en el palacio, gente de todo el reino viajo para conocer al pequeño príncipe el cual cuando grande seguiría pequeño pero aun no tenía conciencia de eso, invito a un viejo amigo, soberano del reino vecino Taneda, quien vino acompañado de su hijo, Osamu, ambos monarcas ansiaban el día donde pudieran unir sus reinos, desde el momento en que el príncipe de cabello castaño entró al castillo se volvió el prometido del bebé pelirrojo el cual le sacaba 3 años de vida, este lo miró extrañado para dejar en su cuna el regalo que le trajo.

Las trompetas anunciaron la llegada de otro invitado especial, que no eran ni más ni menos que las tres ilustres hadas que fueron cordialmente invitadas para bendecir al pequeño, el hada de traje blanco con diseño de rayas, Atsushi. El hada de traje negro con toques rojos, Ryunosuke y la última hada Kunikida quien tenía un traje verde perfectamente planchado, se presentaron ante al rey.

–Mi rey, cada uno de nosotros le otorgará un don al principe, en total serán tres dones –Hizo la obvia explicación el hada de traje verde para dar una corta reverencia y acercarce a la cuna– Príncipe, mi don para ti será la belleza, tan bello como el cielo del atardecer y tan feroz como el fuego –Alzó su varita mágica soltando brillos verde claro que cayeron sobre el dormido bebé.

–Dulce príncipe, mi don para ti es el de una melodiosa voz, tan dulce para calmar un reino entero y a la vez fuerte para hacerle frente a tus enemigos –El albino alzo su varita de la misma forma que el otro para soltar brillos celestes que cayeron sobre el pequeño.

–Príncipe, mi don para ti es- –El pelinegro fue interrumpido por un estruendo en la puerta del salón.

Las antorchas que iluminaban el salón fueron apagadas por una fría ventisca, las cortinas se removieron y en medio del salón se disperso un fuego verde para darle forma a un hombre alto de traje negro con una bufanda roja, sostenido de un bastón en el cual un cuervo de un sorprendente color dorado que solo podría explicarse por magia, se posó en el mango de este.

–Vaya, lamento llegar tarde, supongo que mi invitación se perdió por el camino –Comentó el brujo con algo de gracia.

–Tu no eres bienvenido aquí, Mori –El soberano del reino le hizo frente al intruso– Vete por dónde llegaste.

–Que cruel~ después de todo, yo también vengo a darle mi don al príncipe –Lo último no trato de ocultar la malicia en su voz.

–¡Guardias! –Tras la orden los guardias del palacio rodearon al brujo pero el cuervo en su bastón con un solo graznido una fuerza misteriosa los tumbo a todos, incluyendo a los invitados y al mismo rey– Ugh... Mi espalda...

El Petit Durmiente [Soukoku] One-ShotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora