Cumplía los diecisiete años cuando tuve aquel accidente por el que meses después terminaría recostado en la cama de un hospital de por vida. La ventana alumbraba la habitación como siempre, el paisaje nunca dejaba de dar asombro a pesar de verlo todas las mañanas, tardes y noches. La tranquilidad fue interrumpida por un breve golpeteo en la puerta, mis ojos se dirigieron en dirección a la puerta. Era Alec otra vez.
—Señor, le ha llegado otra carta. —dijo con esa manera tan lenta que me provocaba desesperación.
—Está bien, déjala en la caja junto con las demás. —dije sin interés desde hace unas semanas venían llegando variedad de cartas de un emisor desconocido.
Si bien no mostraba interés en ellas, cierta curiosidad me provocaba, cada día me descubría más ansioso por abrir alguna de esas cartas.
Otro patético día comenzaba ya estaba agotado de estar acostado siempre en la misma cama, sin poder hacer nada. Me dejaba exhausto incluso si no realizaba ninguna actividad durante el día. Pero esa mañana era diferente, me sentía mucho más activo y energético, era extraño. Observe la hora, una en punto, dentro de poco vendrían a traerme la comida. Desde aquel accidente mi rutina se ha vuelto tan aburrida y monótona que me cuesta diferenciar qué día es. Mi vista cayó frente a la caja que contenía las cartas. Desde el día que llegaron no demostré interés en ellas, simplemente no quería tener que ver con nada que estuviera fuera de estas cuatro paredes, más bien, no podía. El día del accidente está todo borroso y mi vida anterior a eso no existe; sin embargo si recuerdo algo y fue como una voz me gritaba que despertará y tengo memoria de escuchar una frase; no obstante no puedo diferenciar qué palabras eran y mi cabeza duele cada vez que intento rememorar.
—Señor, la comida está lista. —dijo
—En un rato bajo, ahora mismo estoy ocupado —mentí, la verdad no tenía hambre ni ganas de comer.
—Señor, disculpe mi insistencia pero de verdad debe comer o el jefe me va a regañar. —Lo mire una vez más y asentí, la verdad era que no tenía ganas de ver a mi padre en estos momentos y menos que regañara a Alec por algo tan insulso.
—Alec, antes de irte me podrás traer la caja con las cartas. —
Alec tal como le ordené me las trajo hacia mi y se despidió de la habitación. Estaba nervioso y ansioso por observar el contenido de la caja, no iba a mentir. Sin embargo, la curiosidad me carcomía más que esa ansiedad inquieta, quería ponerle un fin a esta intriga sobre mi pasado.
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Espero que me acompañen en este recorrido de escribir mi primera historia ( ˘ ³˘)♥ Estoy muy contenta con lo que llevo escribiendo y es por eso que decidí mostrarla al mundo.
Disfruten la lectura tanto como yo disfruto la escritura.
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Cartas a Francia
Short StoryIan un paciente de hospital recibe cartas de un anónimo emisor, intrigado por estas decide descubrir quién es esta persona. A lo largo de las cartas se da cuenta que esta persona perteneció a su pasado pero él debido a su accidente no recuerda nada...