El llamado de mi madre me hizo despabilar toda idea que estaba en mi cabeza, era un domingo algo ajetreado que poco a poco me estaba afectando, teníamos 10 minutos para llegar a la misa del medio día, mi hijo ya vestido aun lado de mi padre que por coincidencia iban vestidos muy similares, mi madre llevaba el sobre para la limosna y yo unas empanadas para la comunidad.
Afortunadamente la iglesia estaba a unas 20 cuadras de la casa, llegamos con 3 minutos a nuestro favor, como era de esperarse había poca gente y mi madre nos dirigió a las bancas de enfrente. Mis padres conversaban con conocidos, que por cierto yo no cruzaba palabra ya que yo era "la oveja negra" de mi familia según palabras de ellos por ser madre soltera y "vivir en pecado", eso afectaba en ciertos momentos de la existencia de Dios.
La misa comenzó, para sorpresa de todos el sacerdote era alguien nuevo y los murmullos de la gente no se hicieron esperar. Así que el sacerdote se presento diciendo.
-Hermanas y hermanos, como podrán ver soy alguien nuevo que el día de ayer llegue a esta comunidad, el sacerdote Abraham tuvo que ser trasladado por problemas del corazón a otra zona, así que esta misa será dedicada a su pronta recuperación, por lo tanto al termino de la misa quienes tengan alguna pregunta podrán pasar a la oficina.-
Así transcurrió la misa, pero en ella pude notar como el nuevo sacerdote nos miraba a todos con ojos de duda y preocupación, no quise tomarle mucha importancia pero mi curiosidad era mas grande. Al terminar la misa mi familia y yo nos presentamos ante el nuevo sacerdote quien nos recibió con una gran sonrisa.
- Adelante, les puedo ayudar en algo-. Dijo recibiéndonos en su oficina.- Solo queremos que sepa que cualquier necesidad que tenga mi familia le podrá ayudar, como sabrá nosotros éramos quienes alimentábamos al padre Abraham y al igual lo queremos hacer por usted-. Contesto mi padre con tono amable.- Ya veo, bueno me seria de mucha ayuda ponerme al corriente con los creyentes y saber las necesidades de la comunidad, por cierto soy el padre Javier-. Dijo amablemente.-Mucho gusto padre Javier, como de costumbre trajimos las empanadas para la comunidad, aunque claro esto es nuevo para usted, aun así aquí tiene-. Comento mi madre y entregando la canasta que por cierto casi me arrebataba de las manos.Al despedirnos del sacerdote le dimos la mano, pero cuando fue mi turno él hizo un gesto no común en ellos, al tomar mi mano entrelazo los dedos con los míos, y mordió su labio inferior, mientras me miraba a los ojos sin decir absolutamente nada, me sentí algo extrañada pero solo correspondí con una sonrisa y él me libero, al salir menciono.-Disfrutare mucho de las empanada hija mía-.
ESTÁS LEYENDO
Penitencia.
Teen FictionUna joven madre soltera se encuentra con un hombre misterioso que cambiara su vida y su fe.