Los rayos de sol entraban por la ventana de la habitación de un joven peliblanco y de ojos dorados, quien terminaba de arreglarse, él era el hijo primogénito del duque Roger Alfierce, Kiel Alfierce, ese día, su padre tenía una audiencia real con el emperador, Claude Day De Alger Obelia, y al ser él el heredero de los Alfierce, debía tener los conocimientos adecuaos sobre política y tratados con la realeza para lograr desempeñar su papel como el futuro señor de la casa correctamente, Kiel aceptaba sin problemas cuando se le decía que debía ir al palacio, pues, si bien, el de ojos dorados comprendía sin inconvenientes los informes y temas que se tocaban en esas asambleas, su motivación para asistir era cierta chica de hebras brillantes como el sol y ojos tan resplandecientes como diamantes, la princesa Athanasia Day De Alger Obelia, su ángel, como la apodó en su primer encuentro cuando eran apenas unos niños, aquella rubia de mirada brillante y tierna sonrisa había cautivado su corazón, se había convertido en lo más preciado e importante para él, la tenía siempre en sus pensamientos y ansiaba verla cuantas veces pudiera. Sus pensamientos fueron interrumpidos al escuchar el llamado de una sirvienta, quien, le avisaba que el duque lo esperaba en el carruaje, este solo se limitó a responder con un "Ahora voy, gracias", ató su corbata y tomó su saco para posteriormente encaminarse hacia la puerta y salir.
Al bajar, se encontró con una chica de cabellos castaños y ojos como dos diamantes, su nombre era Zenith Magrita, ella había quedado bajo el cuidado de él y su padre hace 16 años, era la presunta hija perdida del emperador y la entrada de su padre a un mayor estatus social, sin embargo, esto no pudo ser, ella no pudo ser presentada en el debut como hija de Claude, por lo que el duque Alfierce estaba ideando otro plan, pero esta vez usando a su hijo para ello, la castaña lo despidió con una sonrisa, Kiel había notado ciertos cambios leves en ella desde hace un tiempo pero prefirió ignorarlos, salió y se montó en el carruaje. Ya en camino, solo escuchaba las, ya repetidas, palabras de su padre, siempre centradas en recordarle que debe acercarse a la princesa y procurar que ella le tenga confianza, el peliblanco solo lo escuchaba en silencio, mientras su mente viajaba a los momentos que tuvo con ella, su encuentro cuando eran niños, cuando bailaron juntos en el debut y como ella confió en él para ocultarse en la residencia de los Alfierce cuando tenía problemas con el emperador, siendo lo último solo una creencia suya. Kiel confiaba plenamente en que podría llegar a pasar el resto de su vida con ella, que el sentimiento era mutuo y que él era el único digno de tener a la princesa. No sabía que la guerra que pretendía pelear, ya la había perdido desde hace tiempo.
Llegaron al palacio y se dedicó a buscar a la princesa Athanasia, después de un rato buscándola, la encontró tomando el té en el jardín de rosas que el emperador había mandado a construir para ella, ante sus ojos, ella se veía como un delicado ángel en un campo de flores, él quería capturarla para apreciarla eternamente. Estaba a punto de acercarse hasta que viò algo que lo hizo detenerse, un joven cuya cabellera negra estaba atada en una coleta baja había aparecido, la rubia al verlo sonrió alegremente, el pelinegro correspondió a su sonrisa y se sentó frente a ella, pasaron unos segundos y Kiel pudo reconocer que se trataba de Lucas, el joven mago de la torre, el joven que fue escogido en su lugar por el mismo emperador como compañero de juegos de la princesa cuando esta era pequeña, por lo visto el de ojos carmín y la de ojos joya se habían vuelto muy unidos, era algo lógico, pues, se habían prácticamente criado juntos, el Alfierce no quiso admitirlo pero muy en el fondo sentía envidia de Lucas, envidia de su cercanía con la princesa, envidia que con él ella actuara de una forma más natural, envidia de que, posiblemente, solo él era testigo de facetas que la princesa ocultaba a los demás, incluso del mismo emperador, esos pensamientos lo molestaban continuamente. Decidió abandonar ese lugar antes de ser visto por alguno de los dos, hubo una cosa que Kiel no había notado en la pareja en ese momento y en el futuro provocaría una herida profunda en el corazón del joven duque.
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𝐋𝐎𝐕𝐈𝐍𝐆 𝐘𝐎𝐔 𝐈𝐒 𝐀 𝐋𝐎𝐒𝐈𝐍𝐆 𝐆𝐀𝐌𝐄 (𝐎𝐍𝐄-𝐒𝐇𝐎𝐑𝐓) - 𝐏.𝐄
RandomElla era lo que más amaba, verla sonreír iluminaba su corazón y sus ojos que brillaban cual diamantes podría observarlos eternamente si pudiera. Sin embargo, grande fue su error al creer que ese sentimiento era mutuo, y que aquellos ojos tan brilla...