Amor De Gato [♡] Hyunin ^^

一

•|Narrador|•

-Quiero escucharte decir "te amo" - se escuchó la voz del peliblanco - di que me amas.

Un pequeño niño se encontraba caminando por lo que parecía ser un pequeño puente de madera, iba viendo sus pies mientras seguía caminando por aquel extraño lugar, y entonces comenzó a escuchar diferentes maullidos, alzó la mirada algo asustado, encontrándose con sombras de enormes gatos, todos de diferentes colores y miraban directo en dirección, algunos gruñendo, otros viendo con desprecio al pobre niño.

- ¿En donde estoy? - preguntó el pequeño en un susurro - ¿Que es este lugar? - dijo ahora más asustado, lagrimas comenzaban a asomarse por sus ojos - ¿Dónde están todos? - comenzó a mirar por su alrededor, pero sólo aparecían más y más gatos.

El menor bajo la mirada comenzando a llorar, pero su llanto se vio interrumpido cuando la enorme pata de un gato apareció frente a su cara, el niño alzó su rostro confundido, viendo como un gato enorme con sombrero y un pañuelo en el cuello se encontraba frente a él.

- ¿Estás perdido? - preguntó el enorme animal.

El menor sólo abrió tanto su boca como sus ojos con notable asombro. Jeongin en realidad se encontraba "disfrutado"  del festival intentando atrapar unos pequeños pececitos en compañía de su madre.

- Jeongin - habló la mujer - ¿podrías decirle a tu padre que quieres vivir conmigo? - vio como su hijo se acomodaba incómodo en su lugar mientras una mueca aparecia en su rostro - podríamos estar juntos todos los días - la mujer suspiró - se casará con ella, ¿verdad?

- Tal vez, ya está viviendo con nosotros - dijo el peliblanco concentrado en su tarea, acercó el pequeño cuenco al estanque e intento recoger un pequeño pescado, este escapando al instante.

- Mira, ni un solo pescado - se burló un muchacho que anteriormente se encontraba viendole.

- Son muy egoístas - murmuró el muchacho levantándose del lugar. 

- Jeongin - murmuró también su mamá - No te culpo, ¡tienes todo el derecho a enojarte! - dijo llendo tras su hijo - pero hay algunas cosas que entenderás cuando crezcas - dijo agachadose un poco a la altura de su hijo.

- ¡Deja de decir que no entiendo - gritó el muchacho para después salir corriendo.

- ¡Jeongin, espera! - gritó su madre cuando el chico se adentró al bosque.

La noche se encontraba estrellada, pero desgraciadamente el peliblanco no podía apreciarlo por el montón de árboles que cubrían el bello cielo negro. El muchacho encontró un puente de madera con hermosas linternas alumbrandolo y comenzó a caminar por ahí, manteniendo la mirada gacha.