Eran aproximadamente las dos de la tarde cuando Seonghwa arrastró las puertas del edificio con su delgado cuerpo debilitado. La fuerte caminata le había pasado factura bajo el caliente sol abrasador de verano, se sentía sofocado al dar cada paso y el aire frío dentro del establecimiento seguramente le daría un ataque de tos o alguna otra cosa en unas horas. Total que tampoco le importaba mucho porque lo que más quería era llegar entero hasta su puesto de trabajo temporal.
Él estaba feliz con su cambio, pues ser el mensajero de la empresa no era algo sencillo, debía ir y venir entregando paquetes a los de alto rango y firmar cada uno confirmando que fueron entregados. Era algo tedioso, pero pagaban bien, tampoco se podía quejar. Dos días libres entre semana para hacer lo que quisiera, dormir entre todas esas cosas, pero su prioridad número uno era ser el mejor en su trabajo; su sueño era ser reconocido ahí.
Siempre premiaban al mejor empleado, desgraciadamente él nunca quedaba entre esos puestos y eso le ponía decaído por un par de días. Él se esforzaba como nunca nadie lo ha hecho en su vida, se merecía algo más que una mirada sosa cada vez que interrumpía con su silencio para entregar paquetes estúpidos. Pero no podía menospreciar eso que tenía, en algún otro momento podría ser el empleado del mes con o sin esfuerzos... Aunque la primera opción era mejor.
Todos los días debía estar rondando por todo el edificio, llevaba trabajando ahí unos seis meses aproximadamente, y no notaba nada raro. Sus compañeros de trabajo siempre se contaban chismes en el almuerzo o en las bodegas, cosas que dejaban pensando a más de uno y a él con confusión porque no entendía cómo podían pensar ese tipo de cosas.
Juzgaban al libro por su portada, decían que el jefe era alguien peligroso solamente por su fachada tosca y esa mirada tan fría que te hacía temblar con tenerla encima por unos segundos. Podía confirmarlo, Seonghwa a tenido contactos directos con ese hombre y podía jurar que le miraba de más cuando firmaba los paquetes y carpetas que le debía entregar; era extraño, pero no algo como para armar una teoría conspirativa sobre lo mucho que Jeong Yunho parecía estar involucrado en juegos sucios con su propia empresa.
A Seonghwa no le importaba, no tenía ni idea, mientras pagaran bien todo estaba en orden. Él tenía objetivos y no los iba a cambiar solamente por rumores, las personas de hoy en día apuntan con su dedo a lo primero que sea raro o diferente; ugh, debían madurar.
Ese día en particular había mucho movimiento en las bodegas. Le habían dicho que habían paquetes por entregar a los de alto rango y eso fue lo que estuvo haciendo por cinco horas seguidas, y tuvo que parar un momento para almorzar, de lo contrario iba a colapsar de tanto caminar. Uhm, cuando se realizaban entregas para los negocios afiliados a la empresa de Jeong, los días parecían interminables. Información, rutas y demás cosas estaban en las carpetas que debía llevar a cada persona ahí, era horrible, por eso era la tercer alma que tenía un puesto en algo tan bajo.
Su madre le decía que iba a desaparecer de tanto caminar, quizás era cierto. Pero lo hacía para distraerse, para poder tener ahorros que le ayudarían a conseguir algo mucho mejor que eso, ella lo entendía pero aún así le daba pena que se sobre exigiera. Seonghwa era más o menos feliz así, en esas andanzas.
Alcanzó el ascensor que por fortuna estaba vacío, y apretó el botón que le llevaba hasta su piso correspondiente. No era fácil, literalmente tenía dos oficios a la vez, ser un suplente era agotador.
Debía estar ahí para atender al jefe, porque según decían, su secretaria había renunciado sin decir las razones, otros decían que se había fugado; puras calumnias, ella volvería porque era realmente comprometida con su oficio, así como Seonghwa quería serlo también
Tenía entre sus manos una bolsa que todavía tenía paquetes por entregar, todos estos eran para Jeong, ya que lo dejaba de último para así poder instalarse en su escritorio y esperar por llamadas entrantes o para acomodar ese desastre infernal de papeles y clips regados por todos lados.
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⌗ BEHIND THE MASK ‹
Short StoryNunca se imaginó que hacer negocios con su propio jefe fuese de ese modo... Aunque ni siquiera fuesen negocios como tal. Porque su silencio valía mucho para ese tipo, aún si no entendía una sola palabra de que lo había escuchado en esa conversación;...