El amanecer se hacía presente en la grande habitación que comparada con las otras habitaciones de la mansión era la mas pequeña; adornada solo con colores neutros, y con libros de diferentes temas yacían en ella; entre abrí mis ojos ante la suave luz que daba, suspire mientras me levantaba con lentitud, tallando mis ojos, salí de la cama en dirección al baño y prepararme para el día más largo de mi vida.
Hoy tomaría el tren en dirección a Hogwarts, que ilusión yeii, resople con sarcasmo comenzando a bañarme. Con sinceridad puedo decir, no tengo ilusiones de ir; la gente es hipócrita y convenenciera, antes de siquiera terminar mi primer año podría ir a Azkaban, por lanza una maldición imperdonable.
-Escoria sal de una vez - grito mi madre - entre más rápido te vayas mejor - susurro aún sabiendo que escucharía eso, sus pasos resonaron mientras salía del baño comenzando a vestirme. Al terminar de prepárame dirigí mi mirada al espejo, sintiendo asco de la persona que se reflejaba ante él.
Mis ojos de un color claro reluciente asustaba a cualquiera que dirigiera su mirada hacia mí, sin poder soportar verlos, me aleje del espejo caminando hacia la salida, alejándome de lo que algunos considerarían un hogar.
La escuela será una gran mierda, lo presiento.
Subí al vagón sin siquiera despedirme de aquellos que se hacían llamar mis padres, ambos me miraba con una sonrisa tan falsa como las alas de un escarbato; la gente habla, las apariencias deben mantenerse, son las palabras que surgen en mi mente cada vez que salimos.
Porque por supuesto, si mostraban el asco y el temor que sienten hacia mí, serían juzgados por la sociedad y es algo que no deben permitirse jamás.
Saque el último libro de la biblioteca que me faltaba leer, para comenzar el viaje, ignorando las miradas que se dirigían hacia mí, desconectando de todos los comentarios.
El lento caminar, los suaves sonidos, los aromas del bosque y de los dulces que vendían, me relajaban de una manera instantánea, algo que ni siquiera en mi propia casa podía conseguir, inhale de manera lenta cerrando mis ojos, sintiendo la brisa en mi cabello.
Un punto a favor de Hogwarts, mansión cero.
Como lo esperaba todo el trayecto, me mantuve en continúa soledad, no era algo extraño, incluso los elfos se incomodan ante mi, que me esperaba de mocosos ignorantes y creídos que juzgan solo con una mirada.
Baje hasta que el último alumno saliera del tren, sin dirigir la mirada ante los estudiantes que me rodeaban, quienes hasta me abrían paso hacia uno de los botes, comenzando con la hermosa vista del castillo, un castillo con mil secretos escondidos y un extenso conocimiento del pasado, que anhelaba desmembrar uno por uno.
Una conmoción causada por dos alumnos llamó la atención de todos, mientras uno afirmaba ser el mejor amigo del chico dorado y el otro lo denigraba por su estatus, al margen se encontraban otros dos quienes intentaban calmarlos; entre las sombras observaba con aburrimiento el regaño de la profesora, comenzando a caminar después de asegurarme no perderme.
El sombrero grito Gryffindor sin notarlo, comenzando a caminar en dirección de la casa de los leones, ignore el silencio que se extendía en el comedor y me senté comenzando a servirme mientras la clasificación continuaba después de unos segundos.
Terminando la cena, nos dieron nuestros horarios y el dormitorio que nos tocaría; él inmediato rechazo llegó y las cortinas cerradas y el tenue resplandor de mi varita se volvieron mis compañeras.
Las escapadas a las cocinas y la continua ausencia en el comedor, me acompañaron en todo momento, las visitas a la biblioteca, él júbilo al entrar a la sección prohibida se volvieron mi alegría.
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Los Ojos de la Muerte
Science FictionLa eterna oscuridad era su hogar... Los ojos de la muerte... Sera su salvación o su perdición?