Tres veces

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Primera vez: mi maestro

En esta vida Rengoku Kyojuro era el pilar de la flama a quién me acerque en el tren infinito.

Cuando lo conocí, sus raras características y su personalidad optimista me llenaron desde el mismo momento en que cruzamos palabras.

Después de un rato de viaje caímos en un sueño profundo, víctimas de un demonio, al romperlo nos alejamos para proteger a todos los pasajeros.

Logramos nuestro cometido y me sentí plenamente feliz de lograr dominar esa técnica, hubiera sido maravilloso de no ser por esa terrible escena.

Rengoku-san me dio su apoyo, escuché cada una de sus palabras sin saber que más adelante me arrepentiría.

Un villano, un demonio, la tercera luna superior, Akaza... Ese demonio peleó contra el hashira de la flama y desde el principio me di cuenta de lo mucho que se esforzaba nuestro pilar, quise levantarme y ayudarlo, pero las fuerzas me fallaron, todo por la herida en mi costado, de no haberme dejado herir, ahora podría correr a ayudarlo sin reparos, pero no...

Que tonto fui, mi debilidad me estaba mostrando el duelo desesperado que determinaría la vida o la muerte de todos los que estábamos allí.

El duelo terminó cuando Akaza atravesó con su brazo el costado de Rengoku-san y destrozó su ojo, la sangre brotaba con velocidad, yo seguía en el piso, las lágrimas seguían saliendo de mis ojos, rogaba a los cielos "por favor no, por favor no se lo lleven" pero mis súplicas no eran suficientes, trate de ponerme en pie, perseguí a Akaza, pero la luz del sol lo alejó de mí y el maldito huyó del día.

Desesperado me acerque y lo encontré agonizando, sus ojos me miraron hasta el último segundo, quise salvarlo pero no hubo ningún evento milagroso, sus ojos se cerraron y quedó arrodillado y dormido con una hermosa sonrisa que me perforó el alma.

El pilar de la flama murió irremediablemente, sus ojos se cerraron para no permitir que los abriera una vez más, destrozado del corazón por su perdida, decidí vivir y acabar con aquel que mató a mi adorado maestro.

Tiempo después matamos a Kibutsuji Muzan, el demonio raíz de todos estos males, pero en el camino... Muchas más vidas se perdieron.

Segunda vez: mi muchacho

Me encontraba en la mansión del patrón, recientemente habían descubierto a mi hermana que ahora era un demonio.

Los pilares estaban descontentos y me preguntaban sobre esa historia.

En cuestión de segundos me llegaron las visiones de todos y mis ojos empezaron a llorar.

Asustada, lady Kocho trato de animarme y yo bajé la cabeza, el dolor de saber que los perdería me perforaba el alma.

-Por favor no apuñales a mi hermana Sanemi-san, no necesito que la lastimes, ni que Iguro-san me destroce los huesos, no quiero escuchar a Himejima-san y Uzui-san juzgar duramente que mi hermana debe morir, ni que Matsuri-san y Lady Kocho traten de apoyarme, no puedo tolerar la fachada de indiferencia de Tokito-san, pero sobre todo... No quiero escuchar esas palabras de mi maestro, no quiero que la juzgue duramente y luego me diga que la reconoce, no podría soportar ese dolor una vez más.

El patrón se quedó helado cuando escuchó esas palabras, acababa de entrar y fueron tan extrañas estas frases que el silencio fue más abrumador que su presencia.

Tanjiro se inclinó con velocidad y puso sus manos en el piso.

-Por favor perdone que estemos en esta situación de nuevo, no era mi intención mantener esto en secreto de los Hashiras, sólo lo hice pensando que si vivíamos el mismo camino está vez podría reparar lo irreparable.

Tres vecesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora