𝑰𝒕 𝒍𝒐𝒐𝒌𝒔 𝒖𝒈𝒍𝒚, 𝒃𝒖𝒕 𝒊𝒕'𝒔 𝒄𝒍𝒆𝒂𝒏.

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Las luces tenues, bajas y un tanto cálidas de esa terraza iluminada le indican que la noche está en ese punto en el que resulta mejor irse.

Los Viernes son pesados, pero esa reunión con sus amigos más cernanos lo hace todo un poquito más llevadero.

A empezado a hacer un poquito de frío, los últimos días de octubre traen consigo eso, cambios climáticos que alteran su propia salud inestable.

Minhyuk le tiende una copa profunda con algún tipo de alcohol rojo vibrante bastante seductor y con un ademán pretende llevárselo hasta la mesa en la que todos están reunidos y aunque algo en su interior vuelve a apagarse a insistir en una partida digna, no puede evitarlo y se sienta justo a lado de Myungjun, frente a Bin, que no logra descifrar la mirada perdida de ese muchacho alto cuando todos los demás ríen por las bromas sin chiste de Jinwoo.

Sanha da apenas un sorbo al vino de cereza, dulce y amargo al mismo tiempo mientras ve como los grupos de personas en ese pub se separan para hacer su propia reunión privada y ahí, al fondo del salón puede darse cuenta de la llegada de Cha Eunwoo.

Todos los viernes sale a las once de la noche del trabajo, al menos eso es lo que le ha dicho a todo mundo, pero que él por su parte realmente no se cree. Sonríe apenas superficialmente y con esa hermosa sonrisa, los ojos inocentes hechos medias lunas encantadoramente es capaz de engañar a cualquiera, a cualquiera menos a Yoon Sanha, quien sabe el pesar de su corazón roto.

Verlo es un profundo dolor en el alma, porqué se mueve por todo el lugar, saludando a quién ocasionalmente lo conoce y pide una copa de su tradicional whiskey antes de llegar con los cinco hombres que se reúnen quincenalmente, sonríe incluso más amplio, pronuncia palabras agradables con la voz entusiasmada solo para sentarse a la izquierda del menor y pretender que no lo ha visto en quince días, cuando la verdad es que él aparece dos veces a la semana en su departamento.

La siguiente hora que corre como el agua llega a su fin cuando las doce se pronuncian y todos anuncian que la hora de irse a llegado. Sólo quedan cuatro cuerpos en la mesa y la música de Jazz ambientando el incómodo silencio.

Eunwoo mira con profundidad a la nada, a este punto la anestesia ha pasado y sólo ruega a cualquier dios que Moon Bin y Jinwoo se larguen antes de que termine descubriéndose por si mismo.

—Supongo que es hora de irme. —su ansiedad gana, aunque apenas pasó un segundo. —¿Quieres que te lleve?

La pregunta va dirigida a Sanha, que aún sostiene la copa entre sus dedos y mira rigurosamente a ellos temblando. El muchacho duda tan solo una vez y por un momento corto en el que se cuestiona cada maldita decisión que ha tomado desde hace un par de meses, sin embargo, no hay otra opción y asiente.

Las piernas le temblaron cuando se puso de pie, pero la mano fuerte de Moon Bin sostuvo su pulso aún contra la mesa. Eunwoo y Sanha solían irse juntos de vez en cuando, pero esta era la primera vez que Sanha no parecía tan convencido de hacerlo.

Se miraron profundamente aunque ambos estaban ciegos, no sabían nada y por eso él menor terminó sonriendo cálidamente, apenas labios anclados mientras asentía.

Para entonces Eunwoo ya estaba cruzando el umbral de la puerta, perdiéndose entre las luces y la oscuridad.

—¿Como te fue hoy? —intentó romper el hielo una vez que la canción en la radio terminó y comenzaron las pausas publicitarias.

El azabache alzó los hombros continuo de un suspiro pesado que le dijo todo al rubio. No fue un buen día.

Supuso que tampoco una buena semana, porqué era la primera vez que lo veía desde el sábado pasado.

ஐ 𝐂𝐇𝐄𝐑𝐑𝐘 𝐖𝐈𝐍𝐄 | EUNSANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora