sober

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Prólogo

La madrugada a veces sí que me jode, la siento en la última capa de mi piel y me estorba, me consume y me estresa, sobretodo en verano. En verano, contigo.

En verano contigo me odio a mi misma pero igual estoy agradecida. Me quema la piel y siento como la madrugada se torna una eternidad desesperante. Yo la veo en tonos marrones y rojizos, la siento como un espejo, la siento frágil y yo me siento fragil. Temo agarrarte la mano para consolarme cuando la madrugada se vuelve más horrible que de costumbre, temo el momento en el que me mires a los ojos y me sonrías de esa manera que tanto me gusta, la misma de las noches fumando en la terraza de el piso de La Mari, la de superioridad.

Este verano ha sido un bucle donde me despierto una y otra vez ansiosa, me duele la cabeza de pensarlo tanto y me tiembla todo el cuerpo que siento que si no me llega a la cabeza un pensamiento que no sea intrusivo, moriré. Me duelen el pecho y el corazón.

Y la muerte me da miedo, la de todo, y últimamente, más la de esto.

Siento que se me va toda pizca de coherencia del cuerpo y a ratos no paro de pensar en el miedo que me da que un día sientas como que esto que tenemos entre las manos, se salió de control.

agosto- albaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora