El mounstro que se enamoró de la humana.

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—Hermana, escúchame, es un buen hombre tienes que ayudarme.—escuché como le pedía a su hermana, ni siquiera la había logrado ver, solo escuché como sacaban a él humano de la celda, en cuanto esto pasó él intentó convencerla pero parecía estar tomando trabajo.

—¡No Bruno!, no lo conocemos, ¿y si es...es un psicopata?

¿Un psicopata? ¿Qué es eso?

¡Soy un mounstro!, quería gritar.

—Hermana, ¿recuerdas cuando extraviaste el collar favorito de mamá?, nunca dije nada pero..., podría ser un buen momento para intercambiar favores.

—¡Dios mío!, ¿estás chantajeándome?

Esa mujer dijo ¿Dios mío?, es acaso creyente de Dios, ¿formará parte de la iglesia?.

—Solo digo que...únicamente tienes que ayudarlo a salir, conoces a Dan, él te gustab...

—¡Cállate! Bien, hablaré con Dan para ver si podemos hacer algo, pero si no se puede no hay más que hacer, además, una ves que esté afuera terminarás todo tú contacto con ese psicopata.

¿Psicopata? ¿De nuevo ese término?

Después de un rato de espera, alguien vino a abrirme la celda, me levanté con la esperanza de huir, créanme, pero con tan solo ver esa cosa que sostenía en su mano aquel hombre me hizo recordar que dolía, no quería que me volviera a atacar con eso que me había dejado inconsciente. El hombre me hizo una seña para que saliera de ahí, intenté actuar lo más natural posible, aún seguía con la idea de que todo podía ser parte de un sueño o alucinación, ya que si lo ponía desde mi perspectiva jamás había visto lugares, ni personas cómo estás.

¿Qué es esa cosa que cuelga de la pared?

¿Esas son...

—¡BRUJERÍA!—grite alarmado. Frente a mi había como un cuadro de personas pero estas se movían y hablaban, era como si las tuvieran atrapadas ahí.—¡BRUJERIAAAAA!—exclamé asustado.

—Perdóneme, como mencioné, es mi vecino, está enfermo, no está en sus sentidos por lo cual será mejor que me lo lleve—dijo una mujer tomando mi brazo, me sorprendí por la acción mirándola detenidamente.

Era una mujer con el cabello rojizo, ojos azules y algunas cuantas pecas, solía haber visto a pocas mujeres con el cabello rojizo, ella me sonrió indicándome que nos fuéramos. En ese momento había olvidado a las personas encerradas pero una vez recordándolo volví a gritarlo.

—¡Necesitamos liberarlos! ¡BRUJERIAAA!

Este mujer apretó más fuerte mi brazo, se despidió de las personas de ahí. Una vez fuera ahí aguardaba el humano de la celda, la mujer me dio un empujón soltándome.

—¿Por qué querías que sacara a este idiota?, parece estar realmente mal de la cabeza.

—Él es...él me ayudo, un hombre quiso golpearme así que entonces Derek me defendió.

¿Derek?

—¿Derek?, dagh, como sea ya puede irse.—pretendió seguir caminado pero tomé su brazo—Gracias por ayudarme a salvar a mi hermano, más sin embargo entenderá que debemos...—intento quitarse pero la apreté más fuerte—nosotros debemos—seguía queriendo soltarse de mi agarre, al final lo consiguió—irnos. Espero no encontrarnos nunca.

—¿Que no es...espero volver a encontrarnos pronto?

—Adiós, cuídese e...intente no salir ahí ahuyentando a mujeres sin ropa. Detesto a los tipos como tú.

—¿Tipos como...?—ella siguió su camino tomando a su hermano de la mano. Él se dio la vuelta y me echo una mirada mientras pronunciaba"recuerda la promesa"