1: Sorpresa

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Ellos siempre dicen que los sueños se hacen realidad, pero callan que las pesadillas también son sueños.

1 año y 5 días antes:

Hoy me he despertado con gran falta de aire. Aparentemente he tenido un sueño bastante extraño que no logro recordar con exactitud. Solo sé que miraba por la ventana de un vehículo y lo veía todo oscuro. Sin embargo, al mirar a mi al rededor, me doy cuenta de que sigo en mi cama y de que nada ha pasado.

Me gustaría seguir durmiendo, pero ya que estoy despierto y que tengo hambre voy a levantarme a desayunar. Al fin y al cabo mis padres no van a hacerme el desayunado desde el trabajo, ¿no?
Hecho la leche en un cuenco y algunos cereales por encima. Si, la leche va primero. Después agarro una cuchara y empiezo a comer.

Cuando quiero dirigirme al baño, por alguna razón, mis ojos se quedan parados ante una maleta en la que no me había fijado hasta ahora en la sala de estar. Supongo que es para uno de los viajes de trabajo de mi madre. Me pregunto si volveré a quedarme solo en casa unas semanas. De todas formas, esté en casa o no me van a prestar la misma atención, pero tendré más libertad.

Terminando de prestarle atención a la pequeña maleta, me dirijo al baño, como pretendía previamente, y me meto en la ducha. Al salir escucho un ruido lejano proveniente de la entrada. Tras él, se van acercando pasos dispares. Escucho algunas puertas abrirse mientras me apresuro a buscar mi ropa en el armario. Aún sin haberla encontrado los pasos se quedan parados delante de la puerta del baño y la manecilla baja levemente.

„¡Espera! ¡No entres!", le grito al irrespetuoso chico que estaba entrando a una casa ajena sin avisar. Cierro el pestillo de la puerta rápidamente y encuentro mi ropa. La manecilla vuelve a subir y la voz pregunta: „¿Por qué?"

¿Será idiota? No pienso responder a algo tan obvio.

Termino de vestirme y abro primero el pestillo y después la puerta.

„Porque no estás en tu casa Simon. Y yo me ducho, al contrario que tú."

Simon suelta una pequeña carcajada y proseguimos a bajar las escaleras y salir de la casa en dirección al instituto.

Dos minutos después de empezar la hora de clase, vemos a la profesora entrar en la sala y sentarse con toda tranquilidad.
Así me gusta, cuanto menos, mejor. No necesito prestar atención ya que Simon me dará un resumen de lo importante a final de clase por pura empatía y lealtad. Típico hufflepuff.

„¡Anton! Te estamos esperando. No podemos estar todo el día esperando a que te pongas de pie para empezar."

Noto un golpecito por parte de mi mejor amigo en el hombro.

„Si, perdón."

Por dios, tenemos 17 años. No me puedo creer que sigamos con este saludo tan estúpido...ni que estuviéramos en el ejército. Obedezco poniéndome en pie y respondiendo al saludo de la profesora. Me vuelvo a sentar y escucho a mi profesora llamarme. ¡Maldita sea! ¿Pero y ahora qué he hecho?

„Anton, espero que ya tengas listos los papeles del intercambio."

„¿Qué?"

„¿Como que qué? No puedes irte de intercambio de un año a España y no firmar los papeles necesarios."

Mientras que mi profesora sigue hablando sin que yo me entere de nada, mi amigo Simon me susurra por lo bajo: „¿Anton de verdad? ¿Te vas de intercambio a otro país durante un año y ni siquiera me avisas ni me dices nada? Pensaba que era tu mejor amigo..."

„¡Pero si yo tampoco sabía nada! ¡Debe de ser un error! Y si, eres mi mejor amigo, no seas tan dramático."

Al vernos hablar, la señora Becker me vuelve a llamar la atención.

„¡ANTON MÜLLER! ¡Te estoy hablando! Ya que pareces incapaz de responder preguntas simples, por favor, sal de clase durante la próxima hora y entrega los formularios que te fueron enviados como muy tarde mañana a última hora en secretaría. Sino no podrás ir.

„¡Pero señora Becker, debe de ser un error! Yo no me he apuntado a ningún i-"

„¡Te he dicho que salgas de clase Anton! Ya te he dado instrucciones, no respondo más preguntas acerca del tema."

Sin más remedio obedezco y me quedo fuera esperando. Más tarde asisto a mis siguientes clases para acabar yendo a mi casa junto a Simon. Estuvimos jugando a videojuegos hasta que tuvo que asistir a una cita médica y dejar mi casa por ello.

Agarro mi guitarra y mi púa y me siento en el sofá de al lado de mi cama. En frente de esta se encuentran mi escritorio, junto con mi silla Gamer y mi pantalla de televisión y ordenador.
Busco los acordes de una canción que me sirva para expresar lo que siento ahora mismo y relajarme, y justo cuando estoy empezando a tocar y cantar las primeras notas, alguien abre la puerta y entra.

„¡Anton! ¿Qué has hecho de comer?"

Me dirijo hacia la puerta dejando mi guitarra de lado, molesto, y respondo: „Filete empanado madre."
Espero unos segundos, pero mientras deja sus cosas del trabajo hay completo silencio entre nosotros. Sigo esperando y finalmente le comento: „Tengo que contarte algo importante. En el colegio ha habido un error, la profesora me ha insistido en que tengo que entregar formularios para un intercambio o algo así hasta mañana."

„Ah, el intercambio. Si. Tu maleta está en la sala de estar. Te irás a España el lunes, y da gracias de que deje que te despidas."

„¿¡Dejar que me despida!? ¡Pero si no me habías contado nada hasta que lo he mencionado yo!"

Como de costumbre, hoy he tenido una larga discusión con mi madre. Cuando no teníamos más fuerzas de seguir discutiendo, voy a mi habitación, encerrandome hasta la cena y tocando acordes únicamente en mi cabeza para no hacer ruido.

Viaje bajo las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora