Pain, Scars, Passion & Love [Tomarry]

1.1. Pain (Dolor) -Comienzo

Como cuando intentas relatar resumidamente el comienzo de todo...

Yo siempre fui un niño muy humilde, inteligente y juguetón. Vivía en un pequeño poblado llamado Godric's Hollow; estaba situado a las afueras de Dorset en West Country, a unos pocos kilómetros de Wiltshire.

Realmente no era tan grande como los demás pueblos de los alrededores ya que sólo tenía una iglesia, un pub, un colegio infantil y otro primario, un pequeño centro médico, su debida oficina de correos y un cementerio que además —como en cada pueblo— se decía que estaba maldito.

Viví allí por muchos años con mis padres, unas personas de bien que nunca tuvieron problema alguno con nadie. Eran muy educados, trabajadores y amorosos conmigo.

Nunca poseyeron riquezas ya que mis abuelos paternos habían desheredado a mi padre cuando él se casó con mamá, y mis abuelos maternos habían fallecido sin un solo penique; sólo habían dejado una pequeña casa en un campo cercano que la hermana de mi madre —la tía Petunia— se había quedado para ella alegando ser la hija mayor y única heredera.

Pobres sí, pero mis padres me dieron una vida muy digna.

En aquel pueblecito pasé mi dorada infancia como cualquier otro niño de allí. Tenía unos cuantos amiguitos con los que me divertía mucho, pero esos amiguitos tenían algo que nosotros no: más miembros en su familia. El horario de trabajo de mis padres era casi el mismo que yo tenía para ir a mi escuela, así que en las vacaciones veraniegas, al irse casi todas las familias con sus hijos a otros lugares, siempre estaba prácticamente solo.

La señora Rose cuidaba de mí cuando mis padres no estaban y, cuando eso pasaba, los días se me hacían largos y aburridos. Aquel pequeño problema de soledad veraniega persistió hasta mi adolescencia temprana, cuando cumplí los once años. Aquella vez me quedé sentado en el humilde porche de la casa de la señora Rose, esperando por horas y horas a mis padres que, desafortunadamente, nunca llegaron.

La señora Rose —que ya tenía más de ochenta años— se había quedado conmigo toda la noche, tan preocupada como yo. No supimos qué demonios había pasado hasta que un policía del condado de Wiltshire —en el cual trabajaban mis padres— vino a informarnos de que ellos habían tenido un accidente de tráfico mientras se dirigían a casa.

Tres personas murieron aquella noche: mi padre, mi madre y el conductor borracho que chocó de frente con el pequeño Ford Anglia azul que conducían mis padres. Tres personas que murieron en el acto. Dos familias rotas por la estupidez de una sola.

Creo que la vida les da batacazos más fuertes a las personas más buenas. Sus muertes fueron injustas e inmerecidas, pero me hace bien el pensar que hicieron el bien hasta el último segundo de sus vidas, me ayuda a vivir mejor y seguir adelante, pero con la muerte de mis padres mi destino se volvió un amasijo de soledad, de tristeza, odio, miedo, frustración, desesperanza y mucho dolor. Me habían entregado a mi tía Petunia —persona que sólo había visto una sola vez en mi vida a los 4 años— y a su marido Vernon.